PEKÍN.- China recibió ayer el primer día del Año Nuevo Lunar con rezos multitudinarios, ofrendas, danzas tradicionales y una explosión de color dominada por el rojo, símbolo de la buena suerte para los chinos, para atraer la buena fortuna.
Pekín y otras ciudades chinas, repletas de farolillos rojos, celebran con rituales y festejos el fin del Año del Gallo y el comienzo del Año del Perro en el calendario oriental.
Desde antes del amanecer, centenares de personas esperaban en una larga cola frente al Templo del Lama, en la capital, donde acudieron para pedir sus deseos para este año nuevo –con el que empieza el Festival de la Primavera– a las deidades budistas que adornan el santuario, de inspiración tibetana.
Algunos de los que hacían cola aseguraron llevar más de 16 horas esperando a la intemperie y desafiando los varios grados bajo cero de la capital para no perderse la cita, ya que debido a la gran afluencia de público el número de personas está limitado.
El templo pronto se impregnó de nubes de humo procedentes de los rituales de incienso que todos seguían para pedir sus deseos para este nuevo año, que los pequineses dieron la bienvenida con multitudinarios rezos y ofrendas florales.