LISBOA.- Una mujer ha sido condenada a pagar 7.500 euros a sus vecinos de abajo en Lisboa por el “ruido ilícito” que hacía con los tacones a horas intempestivas. También han influido los ladridos de su perro, que exasperaban al matrimonio de al lado y lo llevaron a plantarse ante los juzgados.
El caso se remonta a 2014, cuando Mario y María comenzaron a sufrir alteraciones en su tiempo de descanso a causa de los taconazos que daba Natividad a las 6.00 o 7.00 de la mañana.
¿Cómo era posible andar de esa manera y con ese tipo de calzado en esa franja horaria? ¿Era eso normal? Las molestias arrancaron en 2012 y no cesaban con el paso del tiempo.
Pero tal vez lo que más pesó fue el descubrimiento que hizo el marido. Se armó de paciencia una mañana y observó que, cuando la mujer en cuestión salía de casa, lo hacía con zapatos de suela de goma. Lo comprobó repetidas veces y llegó a la conclusión de que todo obedecía a un plan deliberado para perturbar con esos tacones el devenir cotidiano de la pareja.
El suelo de baldosa hacía el resto y el estruendo matutino los sacaba de sus casillas. Además, el calvario no terminaba al salir Natividad de su domicilio, sino que tomaba el relevo su perro ladrando sin parar.