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Coronel Maciel es un pueblito del departamento de Caazapá que paulatinamente despierta de un prolongado sueño. Desde aquel 1994, año en que se despidió ese famoso armatoste, transporte a vapor (el tren), la población se quedó en un letargo, pero hoy con la nueva ruta asfaltada celebrará su centenario en un renovado y alentador ambiente.

CORONEL MACIEL (Dpto. de Caazapá).- Hace unos días el ministro de Obras Publicas y Comunicaciones, Ramón Jiménez Gaona, dijo que el asfaltado de la Ruta VIII “Blas Garay” aumentará el nivel económico y social de las comunidades beneficiadas con esta obra y una de ellas es esta ciudad. Ya se observa otro ambiente, hay entusiasmo, hay proyectos, hay motivos para pensar en un futuro mejor.

Este pueblo fue elevado a la categoría de municipio el 24 de abril de 1918, cumplirá este mes 100 años. Se independizó de la capital departamental, Caazapá y fue bautizado con el nombre de Coronel Manuel Antonio Maciel, en homenaje a aquel héroe de la Guerra de la Triple Alianza.

El mayor impulso a esta comunidad fue otorgado por el tren, porque aquí se instaló una de las estaciones del ferrocarril más importante de la región y tuvo su gran esplendor por alrededor de 70 años, hasta 1994. Ahí comenzó su gran decaimiento, pero hoy vuelve a tener expectativa, están dadas las condiciones para despertar del prolongado sueño y no solamente por la ruta asfaltada, también gracias a las grandes extensiones de las plantaciones de eucaliptos, que ya comienzan a dar nuevos recursos para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes.

El tramo de la ruta VIII, que conecta a Maciel con Caazapá, de 12 kilómetros, se encuentra totalmente asfaltado. Mientras que el camino que comunica con Iturbe está empedrada y esa vía se utiliza para salir hacia Villarrica.

En el centro de la ciudad se observan algunas calles empedradas y otras cementadas, pero existen más arterias de tierra, que ahora serán también pavimentadas para tener mejor acceso a la Ruta 8, con la que igualmente se conectará con Ruta 1, pasando por Moisés Bertoni, Yegros, Yuty, Leandro Oviedo, General Artigas, San Pedro y Coronel Bogado.

La inversión en la infraestructura vial, que supera los 385.000 millones de guaraníes, deja ya muchos beneficios a la comunidad, porque es fuente de trabajo importante para los macieleños.

Este vez, a más de festejar su centenario, ya está celebrando la culminación del asfaltado. Asimismo, la comunidad católica honrará al Santo Patrono, San Marcos, el próximo 25 de abril.

La actividad económica de sus habitantes se basa en la ganadería y la agricultura. Esta última, hasta hace poco se centró en la producción de caña dulce, porque se instaló en el municipio una fábrica de azúcar, pero lastimosamente no pudo resistir y dejó en situación crítica, principalmente a los cañicultores.

EXESTACIÓN, UN GRAN ATRACTIVO

Este pueblo hasta puede ser un destino turístico, porque tiene sitios muy atractivos. Uno de ellos, sin dudas es la legendaria estación de tren, que conserva los hermosos recuerdos de una época de esplendor y desarrollo de la comunidad.

En sus alrededores se observan casas muy antiguas, las que normalmente son valoradas por los turistas. Asimismo su jurisdicción es regada por hermosos arroyos y el río Tebicuary, que son también llamativos.

Pero el centro de atención es la exestación, que aún conserva algunos elementos utilizados hasta 1994, año en que se dio el definitivo adiós al ferrocarril paraguayo, dejando hasta hoy el eco de ese pitazo característico de su llegada al pueblo de Maciel.

Actualmente en todos los rincones de esta comunidad parece que solamente el tiempo pasado se hace presente. Su estación deslumbra y maravilla a sus visitantes, aunque lamentablemente el silencio se convierte en su triste compañía y mudo testigo de los tiempos de esplendor y desarrollo de esta población.

El sitio histórico es resguardado con un cercado, para evitarse que sea rapiñando. Queden muy poco en su interior los elementos utilizados, ya sea en la comunicación o los muebles de la oficina, de los corredores, etc.

Las aberturas, los maderamen ya no aguantan más, tienen poco tiempo de vida útil y si no invierte en su urgente mantenimiento, hasta esa pintoresca construcción va desaparecer.