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El precandidato a la Presidencia de la República por el oficialismo liberal, Efraín Alegre, basa su campaña electoral en las crisis y en los incendios que debe apagar el gobierno, en un intento de desgastar la imagen del presidente y perjudicar a su candidato en el 2018. Como todo cobarde, aunque alienta los problemas, jamás se hace responsable de ellos.
ASUNCIÓN.- Una de las formas más sucias de hacer política es la que utiliza el presidente del PLRA y presidenciable del oficialismo liberal, la del conflicto, el chúmbale, el ataque permanente al rival desde la oscuridad, utilizando crisis y problemas de otros, empeñado en su campaña de desestabilizar al gobierno.
Él nunca asume protagonismos en estas crisis; al contrario, incentiva a los sectores afectados desde la oscuridad y allí permanece, dispuesto a lavarse las manos o erigirse en héroe, dependiendo del resultado de las mismas.
Como ni siquiera ocupa una banca en el Parlamento, su papel podría permanecer en el anonimato si no fuera porque ya todo el mundo conoce sus métodos y sabe que cuando algún problema surge, Efraín está detrás.
Así fue con el proyecto de enmienda, cuando, en complicidad con Mario Abdo Benítez y Desirée Masi, se pasó meses conspirando e inventando supuestos golpes y autogolpes, militares y tanques en las calles y todo tipo de desastre que el gobierno planificada para conseguir que la reelección presidencial vía enmienda constitucional fuera aprobada.
No pasó nada y Efraín desapareció en las sombras entre las que se maneja muy bien. Y volvió a repetirse la historia el 31-M, cuando operadores políticos suyos y de Abdo Benítez primero agredieron a los policías y luego incendiaron el edificio del Congreso con bombas caseras que habían fabricado sus seguidores en el local del partido.
Los jóvenes incendiarios están imputados y los 3 que escaparon de la Justicia paraguaya, obedeciendo instrucciones de Alegre, tienen orden de captura internacional. Pero él sigue libre, como si fuera inocente, como si su forma de hacer política es la correcta y es la que le va a hacer ganar las elecciones de abril del año próximo.
Recientemente también estuvo detrás de la movilización campesina y ahora de la de los estudiantes secundarios. No es porque tenga condiciones de líder, sino porque es un experto en capitalizar los dramas ajenos en beneficio propio.
