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Efraín

Por: Marilut Lluis O’Hara
Por: Marilut Lluis O’Hara

Soy una de las tantas personas que no dio un voto útil a la dupla Alegre-Filizzola en el 2013. Mucha gente nos acusó entonces y sigue lamentando ahora, que por culpa nuestra, de los que votamos a Mario Ferreiro aún a sabiendas de que no ganaría, triunfó Cartes y volvió la ANR al poder.

Es cierto que Mario era mi candidato pero no soy una persona irracional ni fanática, y si no voté a la dupla liberal-pedepista es porque nunca tuve la más mínima confianza en Efraín Alegre. Para colmo, estábamos en ese momento viviendo un gobierno liberal angurriento y corrupto, así que no había manera de que alguien pudiera convencerme de que votando a esta chapa el país sería mejor que si volvieran los colorados al poder.

El PLRA es un partido que siempre he respetado y a muchos de sus dirigentes admirando por la lucha permanente que mantuvieron en contra de la dictadura durante esos nefastos 35 años, cuyos vestigios aún no conseguimos eliminar.

Pero después del golpe muchos de ellos se mimetizaron de tal forma con sus principales contendientes, los colorados, que parecía que competían con ellos sobre quién era más corrupto, venal y sinvergüenza. Efraín Alegre fue ministro de Obras Públicas de Fernando Lugo y, de acuerdo a muchos indicios, dejó un agujero tan grande en la Secretaría de Estado, que sigue siendo objeto de investigación de la Fiscalía. Así que la sola idea de votar a un corrupto liberal para que no ganen los corruptos colorados era mucho para mi estómago; así que preferí asumir las consecuencias por omisión, y no por acción.

No me extraña que todo lo ocurrido en el partido en los últimos meses me confirme cuán cerca de la verdad estaba. Alegre transó con el mismo diablo con tal de llegar a ser presidente del directorio liberal, mostrando desde el vamos que poco o nada le interesaba solucionar los muchos conflictos que tenía su partido y que su único objetivo era utilizarlo de trampolín para convertirse en el candidato de la oposición para Presidente de la República en el 2018.

De lo que no me había dado cuenta es que Alegre, además de ventajista y sinvergüenza, era un idiota, inexperto, sin cintura política, quien no solo se quedará con las ganas de ser presidente del país sino que hará que su partido pierda toda chance de poder negociar algún lugar de prestigio en alguna supuesta concertación opositora.

Chapucero e ignorante ha resuelto fundir a su centenario partido, produciendo un quiebre de consecuencias aún no descubiertas en su totalidad. Si de la división del Partido Liberal surgió el Partido Liberal Radical, y de éste el Partido Liberal Radical Auténtico, imaginamos que ahora, de la mano del torpe Alegre, se producirá algún nuevo desprendimiento que podría llamarse Partido Liberal Radical Auténtico Añeteté, o algo así.

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