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Dos días después del magnicidio del vicepresidente de la República, Luis María Argaña, cayó otra víctima de estos aciagos días del Marzo Paraguayo, en los que la ciudadanía paraguaya se pondría de pie y rechazaría los abusos a los que pensaban someterla. Un joven campesino, Cristóbal Espínola, recibió disparos desde un vehículo y murió en el acto. Mientras, el Senado iniciaba el juzgamiento al presidente Raúl Cubas Grau.
ASUNCIÓN.- Al finalizar todo el proceso, con la renuncia de Cubas, su exilio y la asunción del argañista Luis Ángel González Macchi como presidente de la República, el saldo de jóvenes muertos llegaría a 7. Un año después se sumó el octavo, quien falleció a causa de las heridas recibidas durante lo que la prensa internacional dio en llamar El Marzo Paraguayo.
Ese jueves 25 la congregación de personas en la plaza frente al Congreso había aumentado considerablemente. Aunque aún no se habían producido víctimas fatales, el ambiente era tenso y parecía anunciar una terrible tormenta. Hasta ese momento, el único conato de violencia se había dado el 23, el mismo día del asesinato de Argaña, cuando la Policía recibió la orden de reprimir a los primeros manifestantes.
Esta sensación de peligro llevó a varios periodistas radicales a pedir a la ciudadanía que permaneciera en sus casas, algo que, por el contrario, pareció avivar el fuego de la gente que en gran número acudió a la plaza, ya sea para acompañar a los manifestantes o para prestarles asistencia. Pronto se armaron ollas populares y carpas de atención médica, en unas jornadas en las que los paraguayos mostraron su gran espíritu de sacrificio y solidaridad.
A la mañana, el Senado dio entrada al libelo acusatorio de Diputados contra el presidente Cubas Grau e inició su juzgamiento. Los miles de congregados frente al edificio del Congreso, y todo el país, seguían expectantes los acontecimientos que se desarrollaban dentro de la Cámara Alta.
Esa noche se produjo la primera víctima –luego de Argaña-, coincidiendo con la primera aparición de los oviedistas, quienes terminarían siendo los responsables de todas las víctimas de esos días. El joven campesino Espínola cayó víctima de balas que le dispararon desde un vehículo. Todo el dolor de ese momento no dejaba adivinar el feroz baño de sangre que estaba a la vuelta de la esquina.
