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La mayoría colorada de la Cámara de Diputados logró frenar la maniobra inmoral copiada del Senado por el titular del PLRA, Efraín Alegre, quien intentó que se trate y rechace el proyecto de enmienda para impedir la reelección. Finalmente, primó la cordura y se postergó el estudio por 8 días, en espera de un dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales.
ASUNCIÓN.- Aunque hubiera podido tener visos de legalidad, la jugarreta orquestada por Alegre y compañía era inmoral puesto que pretendía que 41 diputados decidieran los destinos y el futuro de todos los habitantes del país, evitando que estos pudieran elegir si estaban de acuerdo o no con la reelección presidencial.
Para colmo, todo esto se hubiera hecho solo por el apetito personal del liberal, quien no disimula la ambición desmedida que tiene de convertirse en presidente de la República, motivo por el cual ha demostrado estar dispuesto a negociar con el mismo diablo.
Lo que se pretendía al tratar ayer el proyecto de enmienda era copiar lo que habían hecho los senadores meses atrás, cuando de manera turbia y tramposa consiguieron rechazar un proyecto de enmienda con la aviesa intención de impedir que la Constitución permita la reelección presidencial, al solo efecto de bloquear la posibilidad de que Horacio Cartes pudiera postularse a un segundo mandato.
Esto ya fue absurdo, puesto que 23 senadores decidieron por más de 5 millones de paraguayos, que, de aprobarse la enmienda en las cámaras del Congreso, tendrían la posibilidad de decidir si la aceptan o no, a través de un referéndum. A pesar de esa jugarreta que, aparentemente les hizo salirse con la suya, los senadores tuvieron que tragarse la bronca cuando resultó evidente que con su decisión no eliminaban del todo la amenaza, ya que la Constitución prohíbe que se trate durante un año un proyecto de enmienda –en el caso de ser rechazado por una de las cámaras- pero no habla del tema sino del texto del proyecto.
Los senadores consiguieron rechazar su proyecto, redactado entre gallos y medianoche, lo cual no sorprendió a nadie ya que en la Cámara Alta la disidencia colorada con sus compinches de la Multibancada tienen mayoría.
Pero la situación era mucho más complicada en la Cámara de Diputados, en donde el oficialismo colorado manejaba el sector, con 46 legisladores. Y aunque, luego de intensas negociaciones y vaya a saber qué ofertas, Alegre, consiguiera “convencer” a 7 oficialistas, los números no fueron suficientes y, finalmente, primó la cordura.
