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ASUNCIÓN. Siguen las repercusiones al salvataje que dieron los diputados a 3 colegas cuya pérdida de investidura se había solicitado, por tener graves causas pendientes con la Justicia. Evitar que perdieran sus bancas Carlos Portillo, Ulises Quintana y Tomás Rivas, tiene un costo político ante la ciudadanía, que podría resultar bastante alto en nuevas contiendas electorales.

Ayer les tocó el turno a 3 diputados que son de Encarnación, cuando un grupo llamado “Ciudadanos Unidos” decidió escracharlos en sus domicilios. Los colorados Colyn Soroka y Walter Harms, y el liberal Édgar Ortiz recibieron la visita de sus escrachadores. El único que reaccionó molesto fue el último, quien dijo que a quienes tendrían que escrachar era a los jueces, ya que los 3 diputados imputados por varios delitos están desaforados, así que ya depende de la Justicia actuar.

El grupo de escrache estuvo encabezado por Óscar Flecha, quien dijo que la intención era criticar a todos los diputados itapuenses pero no llegaron a las casas de David Rivas y Rubén Balbuena, porque viven en el interior del departamento.

La semana pasada, de manera totalmente imprevista, la cámara trató de manera exprés los 3 pedidos de pérdida de investidura que habían sido postergados durante varios meses. Y, como era de suponer, Portillo, Quintana y Rivas fueron salvados por lo que los pedidos fueron al archivo y no volverán a preocuparse del tema.

La gran excusa de este “salvataje” es que no existe una ley reglamentaria a pesar de dos intentos que fueron vetados por el Ejecutivo. El problema fundamental es la mayoría requerida para expulsar a un legislador, ya que la Constitución no indica que deba ser calificada, y varios senadores y diputados se oponen a que sea simple.