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Fidel y la historia

Por: José Rojas. Periodista de ADN en Asunción
Por: José Rojas. Periodista de ADN en Asunción

Los “logros” de la Revolución Cubana bajo el liderazgo de Fidel Castro; quedaron manchados para siempre por culpa de su megalomanía por el poder que al final lo convirtió en un todopoderoso de la isla caribeña. Con él se fueron años de tiranía

Desapareció el último dictador histórico que soportó América Latina y su paso por el poder dejó señales de un comportamiento político que nunca más deberá volver; pese al intento denodado de Nicolás Maduro, en Venezuela.

No hay duda que la historia juzgará a Fidel Castro como ya ha hecho con otros con misma vara que se juzgaron a Stroessner, Pinochet o Videla y a otros dirigentes que no tenían apego a la libertad del hombre.

La propaganda castrista menciona y es probablemente cierto, que Cuba no tenía analfabetos; 1 médico por 134 pacientes; que exportó conocimiento médico científicos y otros logros. Sin embargo todo esto tuvo un costo social muy elevado que los cubanos seguirán pagando por mucho tiempo. Existen dos Cuba en el mundo; el otro está Miami empujado por Castro.

Fidel y su camarilla de militares y políticos se sirvieron de las mentiras, demagogias, traiciones, todo por conservar el poder.

Las organizaciones creadas bajo el ropaje de apoyo a sectores de la sociedad en realidad terminaban siendo verdaderas agrupaciones parapoliciales para controlar a la población.

En la década de los ‘90 Castro otorgó carta blanca a la Unidad Militar de Ayuda a la Producción que actuaron durante tres largos año totalmente fuera de la ley. Fueron tres años en los que se enviaron a verdaderos campos de concentración, a posibles vagos, homosexuales, Testigos de Jehová, religiosos de diferentes denominaciones, y delincuentes; todos bajo la misma sospecha de “peligrosidad contra la Revolución”.

La acusación era que no estaban de acuerdo con el gobierno.

La Federación de Mujeres Cubanas, consideradas como instrumento de represión y vigilancia y otros como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Estos se organizaron en cada cuadra, para poder vigilar todo lo que pasa, lo que lleva cada uno a su casa, con poder absoluto para averiguarlo todo.

Este esquema de control de la sociedad le daba a Castro la tranquilidad de sentirse dueño de la isla y cada tanto cuando necesitaba un poco más de ruido, esta vez internacional, sacaba de sus laboratorios de espionaje supuestos intentos de atentados. La historia oficial cubana cuenta 1.000 intentos de eliminación de Fidel; todos ellos dirigidos supuestamente por Estados Unidos. Una de dos posibilidades; o eran solo rumores interesados o los organismos de seguridad son tremendos ineficientes.

Sin embargo todos los años iba a Nueva York a disertar en las Naciones Unidas; entraba y salía como un yaqui más.

La historia lo va a juzgar, y las señales que dejó servirán como elementos probatorios de la condición de inhumano para con su propia gente.

Ordenó el fusilamiento del militar Arnaldo Ochoa, un general de División de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Influyente amigo de ideales de Castro. Fue fusilado por el gobierno cubano por traición a la patria producto de acusaciones de actividades de narcotráfico.

El viejo dictador necesitaba limpiar su propio nombre cuando arreciaba acusaciones de su vinculación con el narcotráfico colombiano y el caso del general Ochoa le sirvió de coartada.

El caso de los Marielitos dejó un antecedente de mal gobernante. La presión internacional que estaba demostrando sus errores, le obligaron a abrir la férrea frontera a cubanos que querían huir de esa realidad.

Permitió la salida de treinta mil cubanos por el puerto el Mariel lo que marcó a fuego a los cubanos quienes de esta manera se separaban para siempre de su tierra, de sus familias.

Desde ayer comenzó a escribirse la historia real de la vida política de Fidel y algún día se sabrá toda la verdad de las miles de infamias cometidas por el régimen castrista en contra de sus ciudadanos cuyos delitos consistieron en oponerse a la barbarie de quienes sólo han buscado la destrucción de Cuba.

Pareciera que una de las preocupaciones de Castro fue el trato que le dará la historia. Cuando fue juzgado por el asalto al Cuartel Moncada en 26 de julio de 1953 el dirigente tituló su defensa: “La Historia me absolverá”.

La historia de Fidel está llena de muerte, torturas, exilio de hombres, mujeres, ancianos y niños llorando por la pérdida de un familiar, un amigo, un ser querido, o simplemente por la pérdida de Cuba, teniendo que vivir donde nunca soñaron.

Hoy Fidel Castro ha muerto y el no vale ni una sola de las lágrimas de sus víctimas.

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