Artículos relacionados

ASUNCIÓN. Varios medios se rasgaron las vestiduras por el caso del empresario Karin Salum y la decisión de que haga la cuarentena en su domicilio por tener una enfermedad de base. Algunos legisladores plantearon, incluso, someter a juicio político a la fiscal general del Estado, Sandra Quiñónez, por haber permitido que esto ocurriera.

Sin embargo, ahora a nadie parece preocupar que el intendente de Pedro Juan Caballero, José Carlos Acevedo, haya conseguido lo mismo, sin tener ninguna enfermedad de base, salvo la prepotencia.

Ayer, Acevedo atropelló una barrera que resguardaba la frontera entre nuestro país y el Brasil, y cruzó a Ponta Porã, regresando poco después. A consecuencia de esto, fue destituido el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta; sin embargo, más allá de haber sido imputado, el intendente no tuvo ningún castigo por su prepotente actuación.

Es más, fue beneficiado con una cuarentena domiciliaria cuando que debía ser llevado a un albergue como cualquier ciudadano que haya ingresado al país, sobre todo viniendo de Brasil.

El director de la XIII Región Sanitaria de Amambay, doctor Nelson Collar, confirmó que la cuarentena será domiciliaria porque la Fiscalía solamente solicitó un informe sobre el lugar en el que guardará el aislamiento y no mencionó la obligación de que fuera en un albergue.

Además de imputarlo, la Fiscalía solicitó la detención del intendente y su prisión preventiva, algo que pareció no importar al representante de Salud Pública en el departamento, quien justificó su decisión en el hecho de que en Pedro Juan Caballero no existen albergues habilitados y que con los domiciliarios tuvieron buenos resultados.

Los hermanos Acevedo (el intendente; el diputado Roberto y el gobernador Ronald) son conocidos por su actuar prepotente y por haber demostrado varias veces que piensan que ellos son la ley en la región. Así que parece muy inocente el doctor Collar al pensar que el intendente obedecerá las medidas de cuarentena en su propio domicilio.