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WELLINGTON, Nueva Zelanda.- Mientras un hombre armado avanzaba hacia la mezquita, matando a disparos a quienes estaban a su paso, Abdul Aziz, de origen afgano, no se escondió. En lugar de eso, tomó lo primero que pudo encontrar, una máquina para cobros con tarjetas de crédito. Salió corriendo y gritó al terrorista: “¡Ven aquí!”.
Aziz ha sido calificado de héroe por prevenir que hubiera más muertes durante las oraciones del viernes en la mezquita de Linwood en Christchurch, después de atraer al pistolero a una persecución, antes de hacer que se alejara a toda velocidad en su auto.
Latef Alabi, guía de oración del templo de Linwood, aseguró que la cifra de muertes habría sido mucho mayor sin la intervención de Abdul.
El hombre, de 48 años, no lo dudó. Salió gritando de la mezquita, buscando distraer al terrorista cuando escuchó los disparos. Dentro, sus dos hijos menores, de 11 y 5 años, le imploraban que vuelva con ellos. Pero él quería protegerlos.
En ese momento, Brenton Tarrant, quien ya había matado a 41 personas en la mezquita de Al Noor, volvió a su auto para buscar otro rifle. Aziz, usó lo que tenía a su alcance. Lo único que encontró fue un dispositivo de cobro de tarjetas de crédito, que arrojó para tratar de asustarlo.
El asesino volvió a los tiros. Abdul corrió, escondiéndose entre los coches. No era una película ni un videojuego, era arriesgar su vida para detenerlo. Acercándose, vio un arma en el suelo, dejada por el asesino. La tomó, dispuesto a enfrentarlo. Apretó el gatillo, sin éxito. Ya no tenía municiones.
Nuevamente, volvió a acercarse al vehículo. “Simplemente lancé el arma como si fuese una flecha y rompí una ventana. Por eso se asustó” y se marchó, aseguró el sujeto.
