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La fiscal Karen Chaparro imputó a una mujer que mantenía encadenado a su hijo de 7 años de edad, mientras salía a trabajar. La víctima y su hermanito fueron entregados al padre. La sindicada enfrenta cargos por violación del deber del cuidado y la educación. Médicos forenses analizarán si hay daño psicológico y físico. De comprobarse dicha situación, la calificación de la causa penal podría ampliarse, adelantó la representante del Ministerio Público.
MARIANO ROQUE ALONSO.- El menor presenta lesiones en el pie, pero la madre aseguró que era consecuencia de una mordida de perro y no por las cadenas que le colocó, hecho que deberá ser comprobado, refirió la fiscal Chaparro.
Agregó, que los vecinos declararon que esta práctica por parte de la mujer ya se habría dado desde hace seis meses atrás. Primeramente lo dejó atado con una piola, pero como el chico lograba sacarse, optó por utilizar una cadena.
Su hermanito tiene 5 años de edad y acompañaba a su progenitora a vender remedios yuyos a varias cuadras de la casa de donde fue rescatado el mayor. Ambos ya se encuentran con el padre, por disposición de autoridades de la Consejería Municipal por los Derechos del Niño, Niña y el Adolescente (Codeni).
“De igual forma, voy a informar al Juzgado de la Niñez para que decidan con quién quedarán finalmente las criaturas”, manifestó la fiscal del caso.
En las declaraciones extraoficiales, la hoy imputada se contradecía, ya que en principio argumentó que encadenaba al niño para salir a trabajar, pero posteriormente señaló que lo hizo durante un periodo corto de tiempo para ir al almacén.
El caso se registró en el barrio Constructiva. El pequeño fue sacado del lugar luego de una intervención de agentes policiales de la comisaría jurisdiccional, quienes fueron alertados por vecinos.
Los lugareños manifestaron que verificaron lo sucedido a raíz de que el nene lloraba desesperadamente dentro de la precaria vivienda. Cuando se acercaron y le preguntaron qué le pasaba, contestó que su mamá le candadeó. Dijo que quería salir porque le dolía mucho y también tenía hambre.
Cuando ingresaron los agentes del Orden, el menor estaba acostado en la cama con su perrito, con los pies atados.
