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ASUNCIÓN.- La campaña del sector oficialista de la ANR, en alianza con el Frente Guasu y un sector del PLRA, para recolectar firmas a favor de la enmienda constitucional, fue empañada por una práctica que debe ser desterrada completamente, pero que persiste entre muchos dirigentes de bases del partido tradicional; la cultura del “pokarê”. Con esto, lo que lograron quienes fraguaron la lista fue desacreditar un trabajo destinado a reivindicar la trascendencia de la voluntad popular. Además, expusieron a las autoridades partidarias a un escarnio innecesario, teniendo en cuenta que solo bastaban 30.000 firmas de ciudadanos y tuvieron 280.000 nóminas válidas, es decir, superaron ampliamente el número exigido por la Constitución Nacional.
Sin ninguna necesidad, los dirigentes de bases de la ANR hicieron figurar en la planilla pro-reelección los nombres de extranjeros, paraguayos que viven en el exterior y hasta de muertos.
Los que sí se pusieron contentos como perro de dos colas fueron los opositores, como el presidente del PLRA, Efraín Alegre, que no tiene mucha trascendencia política, por lo que busca colgarse de cualquier hecho para seguir en el ruido político.
La ciudadanía está podrida de este tipo de situaciones, que lo único que logra es aumentar el descrédito hacia los políticos.
Pero es necesario aclarar que esto no es de ahora. Es una práctica antigua. Antes, desde el poder se obligaba a trampear al adversario político y muchos “caudillos” mantienen esta cultura nefasta. Estos dieron argumentos a los disidentes y opositores para prenderse del error y buscar manchar una iniciativa válida, justa y participativa como la enmienda constitucional para establecer la reelección. Lo que no se puede negar, aunque no le convenga a los venales opositores y disidentes, es que la ciudadanía –mayoritariamente- quiere tener la opción de elegir en el marco de una democracia pura.
