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No hay mucho misterio. Al no haber causales que justifiquen debidamente la desconvocatoria a sesión ordinaria y convocatoria a extraordinaria de la Cámara Baja, y al no haber reacción de parte de los diputados, todo indica que el presidente y la mayoría de sus pares actúan en connivencia para seguir dilatando la destitución de algunos de sus miembros y el tratamiento de los pedidos de intervención de varios municipios, fundamentalmente el de Ciudad de Este.
ASUNCIÓN.- Una vez que se sancione la ley que reglamenta la pérdida de investidura, Miguel Cuevas será uno de los legisladores a quienes podría alcanzar la picota, ya que en este momento es investigado por la Fiscalía por enriquecimiento ilícito, de cuando era gobernador de Paraguarí.
Este es el motivo principal por el que el titular de la Cámara –inexplicablemente sigue siendo el presidente- dilata el proyecto redactado en la comisión especial y que fue presentado al pleno hacen ya 2 semanas, sin que hasta ahora se haya incluido en el orden del día.
Lo mismo ocurre en el caso de la intervención del municipio de Ciudad del Este, cuyo pedido ya está en la Cámara desde hace más de 10 días. Ninguno de los 2 temas fue incluido en el orden del día de la sesión de esta semana, elaborado por la mesa directiva. Pero Cuevas sabía que en la sesión ordinaria de ayer, cualquiera podía pedir el tratamiento sobre tablas de una o ambas cuestiones, así que urdió una jugarreta levantando la ordinaria de ayer y convocando una extraordinaria el martes pasado.
Resulta que en una sesión extra no se puede tratar ningún tema que no figure en el orden del día, con lo que logró que la pérdida de investidura y la intervención municipal sufran una nueva postergación de una semana.
Lo cierto es que tampoco es cosa de responsabilizar de esto totalmente a Cuevas, porque si la mesa directiva, conformada por él, sus 2 vicepresidentes y los líderes de bancada, se plantara e impusiera los temas conflictivos, el añetete no tendría nada que hacer y debería aceptar lo inevitable. Pero no pasa eso; de una manera extraña, la mayoría de la Cámara sigue dándole un apoyo inexplicable, permitiendo de esa manera que tanto el exgobernador como otros diputados que están en la picota, eviten ser expulsados de la Cámara, a pesar de todas las pruebas en contra suya, y del reclamo de un sector de la ciudadanía.
POCOS SON LOS QUE PROTESTAN
Ninguno de los líderes de bancada que forman parte de la mesa directiva de la Cámara de Diputados parece tener el menor interés en que se trate la pérdida de investidura y la intervención a la comuna de Ciudad del Este y otros 3 municipios que están pendientes.
Es más, ni siquiera quieren hablar del tema, especialmente del motivo por el cual se sigue manteniendo a Miguel Cuevas en la Presidencia de la cámara, ante la evidencia de tantas denuncias en su contra y la investigación que lleva adelante la Fiscalía, por enriquecimiento ilícito.
Se oyen unas pocas voces de protesta por tanta dilación, como el caso del cartista Walter Harms o el liberal Jorge Ávalos Mariño, quienes ven a las claras que todo lo que se está haciendo es postergar el enjuiciamiento a sus colegas que tienen cuentas pendientes con la Justicia.
El liberal dijo ayer, en una entrevista radical, que la Cámara de Diputados parece la más reacia a incorporarse a la primavera de transparencia que se vive en el país, destacando así la labor del Ministerio Público, que imputó y detuvo a personajes poderosos.
“De que se está dilatando, se está dilatando. Hasta ahora no tenemos definido si va a ser mediante una reglamentación por ley o por el reglamento interno. La Cámara de Diputados aparece como la más reacia a incorporarse a esta primavera de transparencia que hay en el país. Es una pena, porque éste es el momento de que como Cámara podamos aportar para transparentar el país”, expresó Ávalos Mariño.
VERSIÓN OFICIAL ES QUE NO SE DILATA NADA
Aunque los hechos demuestren lo contrario, Miguel Cuevas aseguró que no hay ninguna intención de dilatar el pedido de intervención de la Municipalidad de Ciudad del Este y de los otros municipios que están en la misma situación. Sin embargo, a pesar de contar con los pedidos en secretaría, siguen sin incluir en el orden del día la conformación de las comisiones especiales que deben investigar cada caso.
El presidente de la Cámara dijo que “tenemos seis municipios en la misma situación; no pensamos dilatar absolutamente nada, pero no hay ningún reglamento al respecto; fíjense que desde hace dos años está pendiente el estudio de intervención de otros municipios; yo creo que sí se va a tratar en este periodo parlamentario; hay seis pedidos y tengo entendido que habrá más”. Ya que el trabajo es tan arduo, menos se entiende por qué dilatan el tema, puesto que primero deben decidir la reglamentación del procedimiento.
En cuanto al proyecto que regula la pérdida de investidura, la situación ya es una vergüenza y Cuevas no tiene ninguna explicación creíble al respecto, puesto que es uno de los que será afectado una vez que la ley entre en vigencia. Lo único que se le ocurrió decir cuando se le consultó por qué siguen sin tratar el tema fue que “él duerme tranquilo”.
DE LOS BOCHORNOS A LA PARÁLISIS
La clase política parece sufrir una parálisis absoluta en este momento, luego de que nos hubieran acostumbrado a espectáculos grotescos como los que protagonizaban anteriormente, haciendo abuso de poder y guareciéndose en sus fueros legislativos para cometer todo tipo de fechorías.
El actuar como “simaspenas” parece ser la respuesta que encontraron algunos diputados y senadores para responder a la firme actuación de la Fiscalía, que, lejos de la parálisis, pareciera haber decidido tomar el toro por las astas y demostrar un claro y firme combate a la corrupción, investigando, imputando y llevando presos a peces gordos que, hasta hace poco, eran intocables.
Durante mucho tiempo, legisladores de diferentes bancadas nos hicieron sentir vergüenza ajena, por la cantidad de bochornos que protagonizaban, demostrando que se sentían superiores y que la ley de los “comunes” no regía para ellos. Fue por ese convencimiento que ni siquiera intentaban ocultar los negociados en los que se metían, y sus ilícitos eran cometidos a plena luz del sol, a la vista de los medios y de la ciudadanía.
Pero cuando, por fin, cayó el mazo de la Justicia, gracias a un radical cambio de actitud de la Fiscalía, vieron que la cosa era seria, y, en lugar de intentar cambiar de actitud, lo que hicieron fue sufrir una súbita parálisis general, fundamentalmente los que, hasta ahora, no están siendo investigados, pero deben decidir el destino de sus pares que sí lo están.
No ven nada, no oyen nada y no dicen nada. Ciegos, sordos y mudos, así están los legisladores, especialmente los de la Cámara de Diputados, que tienen en su seno a personajes cuestionados e investigados por la Fiscalía, como el mismo presidente de la Cámara, Miguel Cuevas, y el liberal Carlos Portillo, cuya pérdida de investidura ya fue solicitada por varios colegas, tema que no fue siquiera considerado en sesión.
Debe haber diputados honestos, sin cuentas pendientes ni nada que rendir o avergonzarse, pero mientras éstos no pongan las cartas sobre la mesa y asuman una actitud digna, exigiendo el tratamiento de la pérdida de investidura de sus colegas, no serán más que cómplices y encubridores de los mismos.
