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El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, defendió su propuesta de aumentar la edad de jubilación. Alegó que “no hay otra alternativa” para salvar la economía nacional. Según estimaciones, la reforma presentada al Congreso ahorraría al país cerca de US$ 300.000 millones en 10 años. La controvertida iniciativa provocó las movilizaciones de los sindicatos, quienes se resisten a aceptar los cambios que propone el mandatario.
BRASILIA.- Bolsonaro, señaló que la reforma del sistema de pensiones que presentó será justa y “sin privilegios” y advirtió de que su aprobación es fundamental para que el sistema no quiebre. “Hoy iniciamos el proceso de creación de un nuevo sistema de pensiones. Es fundamental equilibrar las cuentas del país para que el sistema no quiebre, como ya ocurrió con otros países y algunos estados brasileños”, subrayó.
El presidente brasileño llevó hasta el Congreso el proyecto de enmienda constitucional que endurece el acceso a las jubilaciones con la intención de sanear un déficit fiscal que estrangula al Estado. Uno de los puntos más novedosos de la propuesta es establecer una edad mínima para acceder a la baja, un requisito que no existe en Brasil y que pasará a ser de 62 años para las mujeres y de 65 años para los hombres. Según las normas actuales, las mujeres pueden jubilarse con 30 años de cotización y los hombres con 35, lo cual facilita que haya quien se retire con apenas 50 años de edad.
Ante estas propuestas, centrales sindicales y movimientos populares se movilizaron contra el proyecto de reforma del sistema de pensiones.
Entre los principales puntos criticados en la reforma, defendida por el Ejecutivo, está la creación de un nuevo sistema de previsión, basado en la capitalización, y el establecimiento de una edad mínima para la jubilación.
“La Asamblea Nacional es el primer paso para eliminar la reforma de la Previdencia. Una reforma que hiere especialmente a las mujeres e impone la capitalización”, afirmó Renata Francia, de la dirección nacional de la Central Sindical y Popular-Conluchas.
Los profesores de la red municipal de la enseñanza de Sao Paulo, que permanecen en huelga desde el 4 de febrero, también se pronunciaron contra la modificación.
“Nuestra huelga muestra el camino y es posible resistir, luchar y derrotar el proyecto… Sea la municipalidad, estatal y principalmente la reforma de la presidencia de Jair Bolsonaro”, dijo Silvia Ferraro, profesora e integrante del Frente Pueblo Sin Miedo.
“Esta reforma no es reforma, es la demolición de la previsión pública”, subrayó Ferraro.
La brasileña Nádia Gebara, de 66 años, aseguró que la retirada de derechos en el área previsional ya sucede por medio de medidas como penalizar a trabajadores alejados por enfermedad.
El nuevo sistema empeorará la situación de los brasileños. “Además de aumentar la edad mínima, junto con la reforma laboral, impide a las personas conseguir jubilarse a cuenta del tiempo mínimo de contribución”, denunció Gebara.
