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Para que Venezuela pueda volver a formar parte del Mercosur, tendrá que adecuarse a disposiciones bien claras del bloque, especialmente a la cláusula democrática. Sin embargo, no parece formar parte de la intención de Nicolás Maduro respetar los derechos humanos de sus ciudadanos, así que lo más probable es que esta suspensión termine en una ineludible expulsión.
ASUNCIÓN.- Venezuela es el segundo país suspendido del Mercosur, pero con algunas diferencias importantes. El primero fue Paraguay, luego del juicio político a Fernando Lugo, y recién después de la elección de Horacio Cartes en el 2013, el bloque permitió nuestro retorno.
Las diferencias, como decíamos, son importantes entre el país caribeño y el nuestro. En primer lugar, Paraguay es socio pleno del Mercosur, y junto con Argentina, Brasil y Uruguay, es uno de los fundadores del bloque regional. Esto significa que cuando fue suspendido, el motivo verdadero tenía una clara connotación política e ideológica, puesto que los otros 3 países, en ese momento, estaban gobernados por defensores del Socialismo del Siglo XXI, que propulsaba Hugo Chávez.
Quizá por eso es que se recibió a Venezuela como miembro del bloque sin siquiera tener el cuidado de hacerle firmar los documentos en los que se basa el funcionamiento del Mercado Común del Sur, ya que los formalismos eran menos importantes que las coincidencias ideológicas.
Otra diferencia fundamental entre una suspensión y la otra es que en el caso de Paraguay, era obvio que las cosas se normalizarían una vez que un nuevo presidente asumiera el mandato, puesto que lo que no estaban dispuestos a aceptar los presidentes de los demás países era considerar al liberal Federico Franco como un igual suyo.
Como las cosas cambiaron en toda la región y el tal socialismo chavista ha pasado a la historia como un fracaso, las cosas se le pusieron moradas a Venezuela y Maduro debió probar el duro polvo de la derrota.
Si quiere volver al bloque, tendrá que adecuarse a las normas vigentes, especialmente a la cláusula democrática. Y no hay ningún indicio de que Maduro tenga la menor intención de hacerlo. Si hay algo que no le inspira en absoluto es el espíritu democrático. Así que tendrá que aprender a vivir sin el Mercosur, al cual, desde luego, nunca debió pertenecer.
