ADN Digital
Artículos relacionados
La Federación de Educadores del Paraguay (FEP) es uno de los últimos bastiones de la disidencia colorada, puesto que su dirigente principal, Silvio Piris, es seguidor de Mario Abdo Benítez. Por eso utilizan las reivindicaciones docentes para apretar al gobierno y amenazar con una huelga del sector para el próximo 25 de agosto, si no se les garantiza un aumento salarial del 32%.
ASUNCIÓN.- Hace tiempo que hay evidencias de que Piris es hombre de Abdo Benítez, cuya principal ocupación es generar caos en el sector docente, aprovechando las reivindicaciones y justos reclamos para llevar agua al molino de la disidencia colorada.
Hay fuentes que aseguran que la decisión de la FEP, anunciada por Piris, de que si el gobierno no da garantías de que aumentará el salario docente en un 32% en el año 2018, la organización convocará a una huelga de docentes para el viernes 25 de agosto, justamente en tiempo en que los estudiantes están de exámenes, con lo cual el perjuicio para los jóvenes sería tremendo.
Pero nada de esto importa a la disidencia colorada, empecinada en perjudicar al gobierno a través de medidas de presión que pudieran poner en jaque a la ciudadanía, que nada tiene que ver en la lucha interna del Partido Colorado pero que, nuevamente, es víctima de los desmanes y el descontrol de estos políticos.
La FEP es manejada por los disidentes, así que la anunciada huelga del 25 tiene un claro tinte político y no representa para nada a los verdaderos docentes sindicalizados, quienes desde hace tiempo luchan por sus reivindicaciones y por su capacitación.
Hace varios meses el gobierno ha instalado una mesa de diálogo con los sindicalistas que obedecen a Piris y autoridades del Ministerio de Hacienda, con la intención de que se encuentre una salida adecuada al reclamo del aumento salarial, teniendo en cuenta la real capacidad de las arcas del Estado.
Según el disidente, el gobierno se comprometió a dar el aumento del 32%, pero la federación parece no confiar demasiado en la palabra oficial, por lo que pretenden un compromiso mayor. Esta intransigencia coincide con el tiempo claramente electoral, en donde Abdo Benítez pretende ganar espacio y votos a través de la crispación ciudadana.
