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CIUDAD DEL ESTE.- Los expresidentes de Paraguay, Fernando Lugo, y de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, se reunirán el lunes próximo en Ciudad del Este, para “celebrar” el séptimo aniversario de la firma de la Declaración Conjunta en la cual se acordaban aspectos relevantes sobre la Itaipú Binacional (entre otros), un acuerdo que resultó ser un fiasco.
Lo que puede ser considerado como un encuentro de la corrupción, se desarrollará a las 17:00 en el salón Costa del Lago, de la capital del Alto Paraná. Paradójicamente, el tema de la convocatoria es “Recuperando nuestra soberanía energética”, que fue una promesa electoral del exobispo para acceder a la primera magistratura del país.
El principal punto del acuerdo, firmado en el 2009, con relación a la Itaipú se refiere al aumento de la compensación por la cesión de energía paraguaya al Brasil. La suma trepó de 120 a 360 millones de dólares, que no significa que nuestro país haya recuperado su soberanía energética. De acuerdo a los cálculos, con la energía que Paraguay deja de usar en la Entidad y que se llevan los brasileños, se pueden recaudar por año entre 1.500 millones y 1.900 millones de dólares.
Debemos recordar que Lugo, durante su campaña, había prometido recuperar la soberanía energética, que se basó en dos puntos, la libre disponibilidad del 50% de nuestra energía y el precio justo (entiéndase precio de mercado) por la energía que el Brasil se lleva en la Binacional. Con el acuerdo firmado por Fernando Lugo con su “compañero” Lula, se consiguió solamente una migaja más grande de nuestros vecinos. Con esto se deduce que el encuentro del lunes será una cumbre de corruptos y no de celebración.
Tanto Lugo como Lula están salpicados por hechos de corrupción. En el caso del expresidente paraguayo, fue apartado de la presidencia mediante un juicio político por mal desempeño en sus funciones. Además, en el poco tiempo que manejó la Nación, sus ministros prácticamente vaciaron sus respectivas carteras.
Entretanto, Lula soporta en su país un escándalo de envergadura por el sonado caso de corrupción en la estatal Petrobras. La Fiscalía brasileña, incluso, había solicitado su detención preventiva.
Ambos manifestaron sus deseos de volver a candidatarse, pero la popularidad de los exjefes de Estados, por las fuertes denuncias, se desplomaron, por lo que solo sus seguidores creen que pueden volver a ocupar la presidencia.
