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Fernando Lugo Méndez llegó a la presidencia de la República en 2008, amparado por la sotana y colgado de la Iglesia Católica. Se burló de todo el país y de su religión al ser descubierto que aprovechaba su condición de obispo para satisfacer sus instintos sexuales y los alevosos robos al país. Luego propició la masacre de Curuguaty, instando a las invasiones de tierras y ahora está utilizando nuevamente a sacerdotes y monjas en las manifestaciones de los familiares de los detenidos para sacar réditos políticos. Todo esto con la anuencia de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP).
ASUNCIÓN.- Iglesia Católica en nuestro país y en especial los integrantes de la CEP se olvidan de la misión que debe perseguir que es de carácter espiritual, con connotaciones que atingen a la construcción de la sociedad humana, pero básicamente espiritual.Sin embargo, se embarca, al apoyo incondicional al exobispo Fernando Lugo, en sus pretensiones política, pese a su vergonzosa actuación como presidente de la República.
Lugo fue uno de los principales responsables de la masacre de Curuguaty, donde fueron asesinados 11 campesinos y 6 policías, porque siempre instó a las invasiones de las propiedades privadas y como principales ejecutores les tenía a los actuales senadores Luis Alberto Wagner, Sixto Pereira y José “Pakova” Ledesma. Desde el púlpito como defensor al Mons. Mario Melanio Medina.
La masacre de Curuguaty le valió su salida indecorosa del Palacio de los López, ya que fue acusado por la cámara de diputado y condenado por los senadores por mal desempeño de sus funciones. Luego se postuló a senador y actualmente ocupa un escaño en la Cámara Alta.
Actualmente, está tratando de violar la Constitución Nacional para buscar el rekutu en la presidencia de la República. Y no podía dejar pasar una oportunidad de la manifestación de los familiares de los condenados por la masacre de Curuguaty para figuretear y enviar a sus lacayos tratando de lograr réditos políticos. En ese sentido, monjas, sacerdotes y él mismo estaban acompañando la medida de fuerza.
Es evidente que la Iglesia Católica no se sintió apesadumbrada por el triste papel que una de sus excabezas visibles desempeñó al frente del país. La milenaria y tan consustanciada con la formación histórica y cultural de nuestro pueblo, como la Iglesia Católica es tan responsable por el desacierto, el desatino, la imprudencia y la falta de visión personal de uno de sus hijos descarriados, Fernando Lugo Méndez.
Más que demostrado está que la Iglesia Católica tiene alto grado de responsabilidad por el desastroso gobierno que encabezó Fernando Lugo. Como este fue miembro de ella, surgió de sus filas y representaba precisamente a su grado jerárquico, sería justo atribuirle a la institución eclesiástica la generalizada desilusión que la gestión del exmandatario produce en vastos sectores de la ciudadanía.
La Iglesia Católica no solo se equivocó al apoyar a Fernando Lugo a llegar a la presidencia de la República, sino se sigue equivocando. Sus representantes, que son los miembros de la Conferencia Episcopal, lo siguen haciendo ya que permiten que monjas y sacerdotes participen de manifestaciones, con el único propósito, de convertir a Lugo en un Mesías mentiroso
