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Evidentemente, Mons. Juan Bautista Gavilán, obispo de la Diócesis de Coronel Oviedo, renunció a unos de los tres votos monásticos, la pobreza. El miembro de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), de ser pastor de la Iglesia Católica se convirtió a un portentoso millonario. Según los datos, se adueñó de unas 10 hectáreas de tierras en la colonia Guahory, donde cultivó trigo, tras la invasión de campesinos. Además, es dueño de 32 hectáreas de inmuebles en el distrito de Eusebio Ayala, donde tiene varias cabezas de ganado y enormes galpones para cría de aves.
ASUNCIÓN.- Los últimos acontecimientos en lo que están metidos los obispos de nuestro país dejaron la credibilidad de la Iglesia Católica por el suelo. El caso de Mons. Gavilán es uno de ellos, que tras las investigaciones periodistas quedó al desnudo que amasó incalculable fortuna a costa de los feligreses, utilizando la sotana.
Unos de los sanados casos es el de la Colonia Guahory, distrito de Tembiaporã, Dpto. de Caaguazú, donde tras la invasión de las tierras de los brasiguayos (colonos hijos de brasileños, nacidos en nuestro país), se apropió también de unas 10 hectáreas, ilegalmente, y donde plantaba trigo en la última temporada de siembra.
El diario ADN Paraguayo buscó por todos los medios conocer su versión sobre el tema, pero nunca se hizo encontrar.
Según los datos Mons. Gavilán es uno de los hombres poderosos económicamente de Paraguay. Se le atribuye una propiedad de 32 hectáreas en Eusebio Ayala, valuada en G. 1.776 millones por el Banco Nacional de Fomento (BNF), un patrimonio de más de G. 3.000 millones, cabezas de ganado, criadero de pollo, y obtuvo importantes préstamos.
UTILIZÓ LA SOTANA PARA DEFENDER SUS INTERESES
Monseñor Juan Bautista Gavilán solicitó el pasado 20 de octubre apoyo para campesinos desalojados en Guahory, durante una reunión mantenida con el Consejo de Intendentes Municipales del Departamento de Caaguazú.
El religioso significó las necesidades que pasan las familias que fueron desalojadas el pasado 15 de setiembre durante un operativo fiscal-policial.
La intención del obispo fue un pronunciamiento oficial de los intendentes a favor de los campesinos como también la convocatoria de parlamentarios del departamento para analizar posibles salidas de solución al conflicto social. Sin embargo, su principal objetivo habría sido defender sus intereses en el lugar utilizando la sotana.
De los 22 intendentes solo participaron 7. El resto se excusó para justificar ausencia. El obispo estuvo acompañado de varios sacerdotes de la diócesis, quienes señalaron la falta de acompañamiento de instituciones del Estado a compatriotas ubicados en asentamientos rurales.
“Lo que nos preocupa en esta problemática es el lado humano. Nuestros campesinos desalojados quedaron sin el sustento y la posibilidad de mantener a sus familias”, dijo monseñor Gavilán.
