ADN Digital
Artículos relacionados
ASUNCIÓN.- El sacerdote Miguel Martínez, de Ciudad del Este, fue uno de los que defendió la postura de los llamados “próvida” durante la Audiencia Pública en el Congreso. “El mal de la teoría de género de los programas educativos está en que nuestros niños crecerán creyendo que se pueden separar el pensamiento de la realidad. Antes era la realidad la que nos decía qué era verdadero y qué no. Pero la teoría de género transfiere esa autoridad de la realidad al Estado, a los políticos de turno, a las ONGs ideologizadas o simplemente a los caprichos y desordenes emocionales de cada uno. La autopercepción, o se somete al dato biológico de la realidad o se hace arbitraria, tiránica, sentimental y estúpida”, comenzó diciendo.
El religioso destacó que “En los últimos cinco años, en Escocia e Inglaterra, ha aumentado el número de niños que ha solicitado tratamiento de cambio de género en 500 y 1000% respectivamente, por causa de los programas educativos. Esto sucede porque un niño, evidentemente no posee todo el desarrollo sicológico que necesita y por ende su autopercepción puede ser frágil”.
Un ejemplo que arrancó aplausos de los presentes fue cuando dijo: “Quién no conoce a un niño que se autopercibe como Superman, Naruto o tortuga ninja, pero a nadie se le ocurra pensar que un súper héroe se encontraría atrapado en el cuerpo de ese niño, a no ser a la perspectiva de género. Ese es el argumento que se propone a cada niño acá denunciado. El niño piensa como niño hasta que un adulto le enseña a pensar conectándose con la realidad y solo entonces podrá madurar y ser adulto. Eso de que la mujer podría no ser mujer y hombre podría no ser hombre, esa contradicción solamente puede anidarse en la mente de un paraguayo si se le arranca de su cultura por vía de la reingeniería social del discurso único, lo cual la prensa ya está realizando”.
Puntualizó: “Todo hombre de bien tiene que exigir al Estado paraguayo que escuche a su pueblo y rechace rotundamente toda ley, tratado, convenio o programa educativo que promueva esta anticientífica, antinatural y por eso, inmoral perspectiva de género”.
