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Durante toda la semana fue impresionante la caravana de peregrinos rumbo a Caacupé. Sin embargo, y como todos los años, la máxima demostración de amor, fe y gratitud se vio en la víspera y en la madrugada de hoy. A más de las interminables filas sobre las rutas, se tuvo también grandes aglomeraciones, dentro del Santuario y sus alrededores.
CAACUPÉ. “Vengo a pagar mi promesa, tuve una enfermedad y la Virgen me curó”. “Le pedí que les vaya bien a mis hijos en sus estudios y todos salieron excelente”. “La Virgen hizo un milagro en mi vida”, fueron algunas de las expresiones más comunes que se escucharon de los peregrinos que caminaban rumbo de esta ciudad, para participar de las celebraciones en honor a la madre de todos los católicos de nuestro país.
Personas que se trasladan a pie, en bicicletas, en carretas y algunos hasta de rodillas y otros arrastrando pesadas cruces, desde los lugares lejanos, se observaron durante la semana. Miles llegaron para la serenata de anoche, en tanto que otra multitud acudirá recién esta mañana a la misa central en honor a la Virgen de los Milagros.
Lastimosamente el calor fue despiadado, pero hasta se puede decir que no hizo mella en el espíritu de los peregrinos, porque la fe y el espíritu vencieron los obstáculos, llegando con entusiasmo hasta los pies de la imagen de la Virgen.
Por suerte, trabajadores de la salud, especialmente del Ministerio de Salud Pública, brindaron excelente atención, acudieron de manera oportuna en los lugares donde son requeridos. La Policía Nacional, el Centro de Emergencias Médicas, agentes de la Patrilla Caminera y gente de la Essap son algunas de las instituciones que estuvieron en los diversos puntos. A ellos se sumaron muchos voluntarios.
Josefina Chenú, de la ciudad de Luque, aseguró que caminó desde Ypacaraí. Remarcó que es muy devota de la Virgen, “todo lo que le pido me cumple y todos los años vengo a agradecerle”, manifestó.
A Gustavo Benítez lo ubicamos en una silla de ruedas y asegura que peregrina anualmente, desde hace más de 20 años. Martha Orrego dijo que caminó desde el cruce a Piribebuy. “He recibido muchos favores y vengo a agradecerle a la Virgen. Estamos con mi hijo y le agradezco por la familia que tengo, la salud y las bendiciones”, manifestó.
Crispín Romero encabezó un grupo de 20 ciclistas que llegaron desde el barrio San Francisco de Hernandarias. Dijo que también tienen mucho que agradecer a la Virgen. Llegaron ayer alrededor del mediodía y permanecerán hasta el término de la misa de esta mañana.
No está demás describir el ambiente en los alrededores del santuario y en la plaza Teniente Fariña. Muchos dormirán sobre “pirí”, otros en los bancos y una multitud tirada en los pasillos del santuario menor.
Finalmente, hay que decir que el ambiente religioso y de recogimiento se entremezcló con el bullicio de las ferias, fiestas y parques de diversiones montados en los alrededores del santuario.
