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Ningún otro país tomó la decisión de romper relaciones diplomáticas con Venezuela, a pesar de considerar al régimen de Maduro como una dictadura. El motivo es simple. Tener presencia en la nación caribeña es más productivo a la hora de apoyar a los actores que enfrentan al chavismo, en especial a la Asamblea Nacional (Parlamento), que desconoce al gobierno y califica al presidente de usurpador. Los errores en materia de política exterior “suman y siguen”.
ASUNCIÓN.- Otra vez una decisión que tiene que ver con la política exterior nos lleva a cometer errores y quedar en evidencia. Desde el comienzo ha sido evidente que el gobierno se apresuró en tomar la medida de romper las relaciones diplomáticas con Venezuela, y no por aceptar otro mandato más de Nicolás Maduro, sino porque era importante que el país pudiera seguir en contacto con los sectores que se oponen al régimen, para apoyarlos y no dejar sola a la ciudadanía venezolana.
El paso del tiempo parece haber demostrado que esta postura era la correcta, puesto que de los 14 países que integran el Grupo de Lima, que mantiene una contundente postura en contra de Maduro, Paraguay sigue siendo el único que decidió cortar las relaciones con el país, retirando su embajada y expulsando de nuestro territorio a los representantes diplomáticos de Venezuela.
No es la primera vez que aparece bastante manifiesta la incapacidad de quienes manejan la política exterior del país, que pasaron al frente ni bien asumido el gobierno, cuando, de un plumazo, se borró lo hecho durante el gobierno anterior, se volvió a trasladar la embajada paraguaya de Jerusalén a Tel-Aviv y se consiguió que Israel, indignada, retirara su embajada del territorio nacional.
Tal parece que el canciller Luis Castiglioni y su equipo de asesores están decididos a ensayar acciones, sin tener muy en claro el resultado que lograrán obtener de las mismas. Hasta ahora, la prueba y error terminó en un contundente error, así que es de esperar que cambie rápidamente el modo de hacer política exterior, antes de que su indecisión, inexperiencia e irresponsabilidad nos meta en algún berenjenal del cual nos resulte difícil salir.
Desde que Abdo Benítez anunció la ruptura con el régimen de Maduro, Castiglioni recurrió a las redes sociales para presumir de la medida, esperando que los demás países del G-Lima se sumen rápidamente. Pero pasan los días, y siguen pasando, y parece más que evidente que los integrantes del bloque –abiertamente antimaduro- no quieren romper con el Congreso y el pueblo venezolano, algo que también debió haber pensado el gobierno paraguayo, pero no lo hizo.
