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ASUNCIÓN.- Durante la manifestación opositora del viernes último contra la enmienda como toros rabiosos, los diputados efrainistas, Dionisio Amarilla y Juan Félix Bogado Tatter, atropellaron el cerco policial, zarandearon y provocaron hasta lo último a los uniformados, quienes heroicamente resistieron sin reaccionar. De esta manera, la marcha “en defensa de la democracia” terminó siendo una patoteada de los liberales, con Efraín Alegre a la cabeza.
Pero ambos legisladores tienen como antecedente las prácticas violentas. En ese sentido, Amarilla es conocido en el ámbito patoteríl, en junio del año pasado, el intendente de Villa Elisa, Ricardo Estigarribia, denunció que el diputado liberal tuvo una actitud prepotente y abusó de su cargo contra un agente que detuvo un vehículo sin chapa. “Yo le di G. 100 millones a tu hermano, y gracias a eso vos tenés ese cargo”, expresó el parlamentario.
El parlamentario pidió a un agente de tránsito que libere un automóvil que fue retenido por carecer de chapa. El vehículo era guiado por su cuñada, según la denuncia.
El intendente de Villa Elisa emitió un comunicado donde manifestó que están en “contra del abuso de poder, la prepotencia y la violencia con que actuó nuestro honorable representante”.
Otro que también “baila” al ritmo de los patoteros y la sinvergüencía es Bogado Tatter, en febrero de 2013 fue denunciado por un funcionario de la ESSAP por agresión. Se trata de Juan Pablo Morínigo Parquet, quien aseguró que fue agredido física y verbalmente por Juan Félix Bogado Tatter y por su supuesto chofer y correligionario Catalino Galván.
También tiene en su haber del “hampa”, una denuncia de haber cobrado como víctima de la dictadura.
Y todo ese estirpe de patoteros, ambos pusieron en práctica en la marcha del viernes, atropellando a los policías. Efraín Alegre tampoco quedó atrás y trepó la valla de protección que utilizó como atril para dar un discurso patético, induciendo a la violencia y hablando de legalidad; una palabra que pronuncia de boca para afuera. Primero, porque tiene denuncias por lesión de confianza cuando era ministro de Obras Públicas. Segundo, y lo denuncian sus propios correligionarios, por manejar el Partido Liberal como un kiosko particular, cometiendo todo tipo de abusos.
