ASUNCIÓN.- Nadie recordaba el artículo 201 de la Constitución Nacional, relativa a la pérdida de investidura, hasta que se la desempolvó en diciembre del año pasado, para aplicárselo al senador colorado Óscar González Daher, en el ojo de la tormenta por los audios del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, del que era presidente.
En un juicio sumarísimo, sus colegas trataron el tema y decidieron aplicarle el artículo constitucional, que seguía sin ser reglamentado, por lo que solamente se necesitó mayoría simple.
Hasta ahora, fue el único que sufrió la expulsión de la cámara. Luego de su caso, el Parlamento anterior aprobó una ley que la prensa llamó de “autoblindaje”, que establecía la mayoría absoluta de 2 tercios para aplicar la pérdida de investidura. Esta ley fue derogada en el período actual y desde entonces, aunque hay amenazas, se posterga el tema con la excusa de que falta una ley reglamentaria, la misma que acaban de derogar.
FALTA MUCHO, EMPEZANDO POR LOS INVOLUCRADOS DEL SECTOR PRIVADO
La corrupción, por lo general, se baila de a dos. Es tan corrupto el funcionario que recibe coimas, como el empresario que coimea. Esta es la esencia del caso “Lava Jato”, en el Brasil, que luego “contagió” a la Argentina.
Hasta ahora, la investigación de corrupción solamente afecta a la clase política, especialmente a los representantes de partidos que tienen bancas en las cámaras del Congreso. Salvo un caso de investigación por negociado con cupos de combustible, que involucró a empresarios y empleados del sector privado, hasta ahora estos gozan de una gran impunidad, puesto que la Fiscalía parece no tener mucho interés en investigarlos.
También en el caso de los audios del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados hay empresarios y abogados involucrados, pero toda la artillería del Ministerio Público está centrada en quienes ocupaban la representación del Senado y de Diputados en el cuerpo colegiado.
Así que aún falta mucho para que se pueda decir que el combate a la corrupción ha sentado sus reales en el país. Por de pronto, los aires que soplan son esperanzadores.