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El diputado liberal Carlos Portillo, involucrado en 3 audios que lo muestran traficando influencias en el Poder Judicial de Alto Paraná, aseguró ser inocente corderito y que no piensa renunciar a su banca. El colorado disidente Hugo Velázquez había dicho que se analizará sacarle la investidura, para lo cual solo se necesita mayoría simple.
ASUNCIÓN.- A pesar de que existen 3 audios que, supuestamente, lo involucran en tráfico de influencias y en una clara injerencia política en el funcionamiento de la Justicia del Este, Portillo sigue insistiendo con que es inocente y que todo forma parte de una campaña para desprestigiarlo.
Ante esta posición suya, agregó ayer que no tiene ninguna intención a renunciar a su banca en la cámara, a pesar de la amenaza de un grupo de colorados disidentes de que podrían someterle a la pérdida de investidura, tal como ocurriera en el senado con el oficialista Óscar González Daher.
El fiscal adjunto Federico Espinoza decidió el miércoles pasado ordenar la investigación a los audios que involucrarían a Portillo en el manejo del Poder Judicial del Alto Paraná, y hasta el presidente del PLRA, Efraín Alegre, dijo que el partido no protegería a ningún implicado en el escándalo de los audios, aunque fueran afiliados liberales.
El caso estará a cargo del agente fiscal de turno José Dos Santos, quien investigará a Portillo por tráfico de influencias, cohecho pasivo agravado, soborno agravado y asociación criminal. Cuando termine su turno, el caso pasará a cargo de la fiscala Liliana Alcaraz.
Pero él sigue tan campante y presumiendo de una inocencia que no parece poder demostrar. Llegó al punto de decir que “quien nada debe, nada teme” como si lo suyo, de verdad, no fuera más que fruto de una persecución política.
No quiere ni escuchar que se le compare con el exsenador González Daher puesto que, dijo, él es un simple diputado, no ministro de la Corte ni tiene poder en la Justicia, por lo que jamás negoció para que alguien pueda ser contratado en el Poder Judicial.
Lo cierto es que si insiste en no renunciar a su banca, sus colegas pueden desaforarlo para que la Justicia lo impute, o, de lo contrario, hacer lo mismo que los senadores con el expresidente del JEM, sacarle su investidura, que lisa y llanamente significa echarle del Parlamento.
