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ASUNCIÓN.- Utilizaron todos los recursos de Honor Colorado y del presidente Horacio Cartes para hacer campaña por sus candidaturas, cacareando sobre la “unidad” del Partido Colorado. Pero cuando llegó el momento de devolver el favor dieron la espalda de manera desvergonzada, sin pensar que el que puede verse afectado es el mismo Mario Abdo Benítez, quien podría tener serios problemas de gobernabilidad.
Los primeros en anunciar su traición fueron Arnoldo Wiens, Blanca Ovelar y Eduardo Petta, aunque este último más bien actúa por venganza ya que se quedó sin nada al perder las internas contra el oficialista Hugo Javier González para la Gobernación del Departamento Central.
Enseguida nomás se sumó Luis Castiglioni, el futuro canciller nacional, quien, de acuerdo a lo denunciado por el presidente de la ANR, Pedro Alliana, utilizó el dinero de Cartes para su campaña como senador. Luego lo hicieron Óscar Salomón y Ricardo Peralta, el reemplazante de Marito. Aunque tampoco estuvo presente Enrique Bacchetta, no lo incluimos en la lista porque había anunciado que no iría ante la evidencia de que no habría quórum, pero sí está de acuerdo con que Cartes debe jurar como senador.
Esta actitud de los senadores añetete es absolutamente irracional y puede complicar mucho la gobernabilidad que necesita Abdo Benítez. Los integrantes de Honor Colorado están muy ofendidos y tienen razón, ya que sienten que se les tomó del pelo durante los 4 meses de la campaña, cuando, disponiendo de todos los recursos de Cartes, los añetete hicieron proselitismo fingiendo que la unidad tan pomposamente anunciada era cierta.
En ningún momento, durante el tiempo de proselitismo, estos personajes hicieron algo por desmarcarse del oficialismo o insinuaron siquiera que no estaban de acuerdo con que el jefe de Estado fuera senador. Al contrario, a menudo se los vio juntos a ellos y a Cartes, especialmente pidiendo el voto para la lista de candidatos a la Cámara Alta.
Los acuerdos políticos son algo común y mucho más cuando se está en un proceso electoral. Pero lo menos que se debe hacer es honrar la palabra empeñada y no mostrándose como alguien rastrero y traidor, que utiliza lo que puede del aliado ocasional para luego apuñalarle por la espalda.
Si se produce un quiebre en la ANR, que complicaría ferozmente al gobierno que asumirá el 15 de agosto, será exclusiva responsabilidad de estos 6 traidores.
