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Los que insisten con que impugnarán la candidatura de Horacio Cartes al Senado de la Nación parten de una premisa absurda, por la cual se premia al que hizo mal su trabajo y se castiga al que lo hizo bien. Fernando Lugo fue sometido a juicio político “por mal desempeño” pero no tuvo problemas en ser senador. Pero el actual presidente terminará sin problemas su mandato y, por eso, será castigado.
ASUNCIÓN.- Hay que dejar de engañar a la ciudadanía. La senaduría vitalicia, si es exclusiva y excluyente, es un castigo y no un premio como pensaban los constituyentes que introdujeron la figura en la Constitución del 91.
Es un cargo meramente honorífico y testimonial con el cual se pretende que quienes estuvieron al frente del Ejecutivo no desaparezcan de la arena política una vez que entregan el mando, si es que no tienen otras ambiciones. Por eso es que los senadores vitalicios tienen voz, pero no voto y su presencia ni siquiera incide en las mayorías de la cámara.
Pero, de ninguna manera, puede significar una traba para los expresidentes que sí quieren seguir teniendo una vida política activa, compitiendo en otras esferas de poder. De hecho, cuando la Constitución habla de la senaduría vitalicia, en ningún lugar menciona que ese es el único modo que tienen quienes fueron jefes de Estado para llegar al Congreso. Tampoco menciona, en todo su texto, que el responsable del Ejecutivo no podrá volver a postularse a cargo electivo alguno, excepto el de la reelección presidencial. Y ya sabemos que en Derecho Público, para que algo sea cierto, debe estar claramente establecido.
Lugo no tuvo ningún problema en jurar como senador, y el argumento es que no terminó su mandato. Pero resulta que no lo terminó porque las cámaras del Congreso lo castigaron con un juicio político porque encontraron elementos suficientes para condenarlo por mal desempeño en sus funciones.
Cartes sí va a terminar su mandato porque hizo bien las cosas y nadie puede acusarlo de mal desempeño. Y resulta que, en lugar de sancionar Lugo por hacerlas mal, al que se castigará será al actual presidente, precisamente por haberlas hecho bien.
A diferencia de varias lagunas que tiene el texto constitucional, que hace que cuestiones puntuales sean “opinables”, en esto no debería haber duda alguna, salvo que fuera motivada por intereses políticos poco claros. De hecho, mientras el colorado disidente Hugo Estigarribia dice que Cartes no puede ser senador activo, el experto en cuestiones electorales Carlos María Ljubetic dice que sí, que puede serlo porque no tiene impedimentos. Entre ambos, obviamente el que inspira mayor credibilidad es este último, a quien no le motiva ningún interés ajeno a la cuestión tratada.
LA AMENAZA DEL PDP ES MEDIÁTICA, SEGÚN NICANOR
Al precandidato a senador colorado, Nicanor Duarte Frutos, le tiene sin cuidado la amenaza de Desirée Masi, de que el Partido Democrático Popular (PDP) impugnará las candidaturas del expresidente y de Horacio Cartes para la Cámara Alta, en la interpretación de que la Constitución solamente permite que los exjefes de Estado sean senadores vitalicios.
Esta será la segunda vez que Duarte Frutos intentará entrar al Senado de la Nación de manera activa y no meramente testimonial. En el 2008, aunque su candidatura fue habilitada por la Corte y obtuvo los votos necesarios para ingresar, los sectores políticos dominantes entonces le impidieron jurar.
Exactamente es lo mismo que pretende volver a hacer el PDP con Nicanor y Cartes, porque, supuestamente, solo pueden ser senadores vitalicios.
Al respecto, Nicanor dijo que “el haber sido presidente de la República no puede terminar aniquilando los derechos políticos de un ciudadano. Para mí esto es un tema resuelto; este intento de truncar mi candidatura para el Senado es un disco rayado, son discusiones academicistas”.
