ADN Digital
Artículos relacionados
ASUNCIÓN.- El desparpajo y las permanentes falacias que lanza ABC en sus páginas bastan para saber que este país está muy lejos del régimen dictatorial que impuso Nicolás Maduro en Venezuela.
El problema del matutino de Aldo Zuccolillo es que hasta este gobierno, siempre tuvo el poder de establecer la agenda del país. Su poder como el, entonces, diario más leído del país hizo que el patrón pudiera tener pingues negocios con los presidentes de turno, a quienes hasta llegó a criticar, pero de manera superficial, solo para mantener la careta y sin perjudicar las relaciones comerciales que mantuvo con todos ellos.
Con Horacio Cartes la cosa cambió y Zucco perdió negocios multimillonarios porque las reglas de juego cambiaron y la transparencia se impuso en todos los procesos licitatorios. Así que las críticas dejaron de ser de fachada y se convirtieron en un permanente ataque al gobierno, sin argumentos, pero con la suficiente saña como para convencer a un sector de la opinión pública que siguió confiando en sus páginas, aunque la cantidad disminuyó considerablemente.
Lo que no puede explicar, ni lo pueden hacer sus “sesudos” periodistas, es por qué, si estamos en una dictadura, su diario puede seguir publicando la sarta de estupideces y mentiras que suelen ser sus titulares de tapa. En Venezuela, el diario ABC no hubiera durado ni un mes, antes de ser clausurado por el dictador Maduro, y Zuccolillo se hubiera hecho merecedor de por lo menos 40 cadenas perpetuas, mucho más ahora que, de manera descontrolada, incita a la violencia ciudadana.
