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El escritor paraguayo Sebastián Ocampos presentó su libro “Espontaneidad”, en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires. El mismo nos comentó acerca de su trayectoria en el campo literario y su más nuevo trabajo, el cual engloba una serie de cuentos que abordan diferentes situaciones de la vida cotidiana. Además de sus planes futuros en lo que refiere a nuevos trabajos.
ASUNCIÓN.- Sebastián Ocampos es escritor, editor y corrector de textos, varias de sus obras han sido premiadas en concursos nacionales, traducidas a otros idiomas y publicadas en revistas o periódicos a nivel nacional e internacional.
¿Cómo nació tu pasión por escribir?
Seguramente nació con la necesidad de expresarme. Fui un niño y adolescente tímido. Recurría a la palabra escrita para comunicar lo que pensaba y sentía, por ejemplo, a las chicas que me enamoraban. Ellas se convirtieron en mis primeras lectoras. Y como sus críticas siempre fueron afectuosas, continué escribiendo.
En esos inicios también está el aporte de mi abuelo Jorge Ocampos González (1917-2002), autor de poemas y polcas en castellano y guaraní. El primer recuerdo que tengo de un libro es de su enorme diccionario de la lengua de Cervantes. Él, que vivía en Yvyraty (compañía de Escobar, Paraguarí), se preocupaba por el uso correcto del idioma, quizá como herencia de su padre educador y fundador de la hasta ahora única escuela de la zona. En un lugar olvidado por el Estado y la sociedad del progreso, mi abuelo quería dedicarse a escribir, mostrándome desde entonces que la literatura puede ser creada en cualquier lugar del mundo si uno está dispuesto a entregarse a ella.
¿Cuáles fueron tus primeras obras?
Antes de los 15 años escribí cientos de poemicidios. A los 19 años escribí mi primer cuento: El colombiano, que años después fue publicado en Aquí Latinoamérica, periódico de Roma, Italia. Luego, a la misma edad, escribí Espontaneidad, el cuento que da nombre a mi ópera prima.
¿Qué carrera universitaria estudiaste?
Como me recibí de técnico en contabilidad en el Colegio Nacional de la Capital, estudié administración en la Universidad Nacional de Asunción. Cursé los diez semestres de la carrera y la abandoné. La universidad -a excepción de unos profesores- me decepcionó. Ahí no se encontraba la investigación y la creación de conocimientos ni el estudio profundo para proponer soluciones a los problemas de nuestra realidad. Ahí solo se encontraba la burocracia y la memorización de información anacrónica y en general extranjera que solo provocan mediocres con títulos.
¿Es difícil conseguir lanzar un libro en Paraguay?
Si cuentas con recursos económicos y contactos, es fácil. Varios autores pagan sus publicaciones, es más, unos pagan cantidades inverosímiles para ser publicados -¡incluso traducidos!- por editoriales extranjeras. Pero si cuentas con escasos recursos, la cosa se vuelve difícil. En mi caso, tuve la suerte de recibir dos propuestas editoriales, una de Argentina y otra de Paraguay, pero ambas solo entregaban el 10 % de los ingresos al autor, lo que es una miseria cuando se trata de tiradas de 500 o 1.000 ejemplares (imagina esto: dedicas años de tu vida al libro y al final solo recibes algo así como un salario mínimo… si te pagan, claro). Por eso, presenté el proyecto del libro Espontaneidad al Fondec para cubrir el diseño y la impresión.
¿Qué autores o escritores te gustan o influencian?
Los escritores que leo y releo son Milan Kundera y Philip Roth. Últimamente también leo mucho a Leonardo Padura, Mempo Giardinelli, Juan Goytisolo, Stephen Vizinczey y J. M. Coetzee, el nobel sudafricano que acabo de conocer en la Feria del Libro de Buenos Aires. Entre los paraguayos, leo sobre todo a la poeta Maybell Lebron (Premio Nacional de Literatura 2015). Ella es mi maestra desde 2003. También leo y releo a Rafael Barrett, Roa Bastos, Carmen Soler, Gómez Sanjurjo, entre otros. Todos influyen, aunque me gustaría recibir una mayor influencia de los poetas para que alguna vez la belleza poética forme parte de mi prosa.
¿Sobre qué tratan tus obras?
Tratan de amor y desamor, amistad y alejamiento, sexo y drogas, literatura y cine, música y artes visuales, solidaridad e injustica, libertad y opresión, en fin, de quiénes somos en distintas circunstancias, de quiénes somos tras el telón de nuestras representaciones en el mundo. Las obras cuentan historias de niños, jóvenes y adultos, unas desde la perspectiva histórica, otras desde la vida contemporánea sobre todo asuncena, y solo una -hasta ahora- desde la distopía.
¿Cómo nació Espontaneidad y de qué trata?
La idea del libro Espontaneidad nació en 2011. Como ya había ganado premios y menciones en concursos locales y había sido publicado en medios paraguayos e internacionales, varios amigos me recomendaron que compilara los mejores cuentos y publicara el libro. En 2013, entregué el proyecto al Fondec, y a fines del año siguiente recibí la buena nueva de su aprobación. Presentamos el libro el viernes 6 de marzo de 2015, como un homenaje al aniversario ochenta y ocho del nacimiento de García Márquez.
Los temas tratados en los diecinueve cuentos del libro son los mencionados en la anterior respuesta. Esos temas forman parte de todo lo que escribo, con un énfasis en la identidad, el tema primordial de la literatura, del arte en general.
¿Cómo fue la presentación del libro en Argentina?
La presentación del pasado jueves 21 de abril, en el Club Paraguayo, fue exitosa.Compartimos con decenas de compatriotas y argentinos, casi todos artistas, que viven en Buenos Aires desde hace décadas.
Los responsables de la presentación fueron los escritores Gilberto Ramírez Santacruz y Javier Viveros. El primero es autor de El refutador (uno de los mejores cuentos paraguayos) y el segundo es autor de Manual de esgrima para elefantes (uno de los mejores libros paraguayos). Ambos presentaron unas reseñas analíticas del libro que me alegraron la noche, noche más o menos fría que queda en nuestra memoria como una velada de libros e historias, proyectos y promesas de futuros encuentros, de mate cocido y chipas, de chipa guasu (al estilo argentino) y vino.
Y dos días después, durante la tarde seminublada del 23 de abril, firmé ejemplares del libro en la elogiada Feria de Buenos Aires. Esa experiencia sirvió para conversar con los lectores y crear vínculos con los editores locales.
¿Cuáles son tus planes futuros?
Este año debo mejorar la edición de la RevistaY.com; formar una red de editoriales pequeñas y medianas de Hispanoamérica para trabajar coediciones; llevar adelante los proyectos de fomento de la lectura de la Asociación Literaria Arandú (que acabamos de fundar con otros jóvenes); publicar un par de libros, uno de ellos con el Taller de Escritura Semiomnisciente (TES), entre otras planificaciones relacionadas al arte que ocupa casi todo mi tiempo.
¿Estás escribiendo alguna otra obra?
Tengo un libro de minirrelatos, minicuentos, minicrónicas y miniensayos prácticamente terminado. En cuanto tenga una buena oportunidad de publicarlo, lo presentaremos a los lectores. También estoy escribiendo cuentos y crónicas como potenciales proyectos de libros. Y una novela.
¿Cuál es tu mensaje para los lectores y las personas que desean dedicarse a escribir?
Para los lectores, que la lectura de las excepcionales obras literarias de todos los tiempos nos vuelven mejores personas y ciudadanos, capaces de comprendernos a nosotros mismos y a los demás, de sentir empatía por los más necesitados y, como don Quijote, de no resignarnos a la injusticia omnipresente.
Para quienes desean dedicarse a escribir, que sigan el camino mostrado por mi abuelo, pues la literatura puede ser creada en cualquier lugar del mundo si uno está dispuesto a entregarse a ella.
