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Un autobús comercial fue alcanzado por desconocidos que obligaron a descender a sus pasajeros y se las llevaron con rumbo desconocido en el municipio de hidalgo. Quince personas que viajaban en un micro de pasajeros fueron secuestradas por individuos armados en el Norte de México. El chofer, que logró escapar, no quiso denunciar a los criminales porque recibió amenazas de muerte.
CIUDAD DE MÉXICO.- “El pasado lunes al mediodía, un autobús de pasajeros de la línea comercial Transportes Frontera que procedía del estado de Tamaulipas arribó hasta un filtro de seguridad ubicado en el municipio de Hidalgo, sobre la carretera federal número 2, en territorio de Coahuila”, reveló un boletín del Gobierno del estado norteño de Coahuila.
De acuerdo con el texto, reproducido por medios locales y la agencia EFE, “al percatarse los elementos de Fuerza Coahuila (policía estatal) de que la unidad presentaba algunos vidrios rotos, cuestionaron sobre el hecho al operador de la unidad”.
El conductor explicó que fue amenazado de muerte, por lo que prefirió no dar detalles sobre los vehículos ni descripciones de los sujetos armados, temeroso de represalias.
“Considerando que el filtro de seguridad estaba instalado en el punto antes descrito desde horas antes, y al no tener registro de ningún movimiento fuera de lo rutinario, los elementos (policiales) descartan que los vehículos con las personas privadas de su libertad hayan ingresado al estado de Coahuila”, concluye el texto.
El municipio de Nuevo Laredo, en el extremo noroccidental de Tamaulipas y en la frontera con Estados Unidos, está separado de Coahuila por una estrecha franja del territorio del estado de Nuevo León. Hasta ahora el gobierno de Tamaulipas no ha dado información sobre los hechos.
Durante años, Tamaulipas, en el noreste de México, ha sido escenario de violentos choques entre grupos del crimen organizado, principalmente el Cártel del Golfo y los Zetas, y de estos con las fuerzas de seguridad.
El estado también ha sido marcado por atroces crímenes contra indocumentados, entre ellos la matanza de 72 migrantes, la mayoría centroamericanos, ocurrida en agosto de 2010 en el municipio de San Fernando, atribuida a los Zetas.
