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ASUNCIÓN.- Una comitiva del Equipo Joven del PLRA, encabezada por el gobernador de Central, Blas Lanzoni, quien estuvo acompañado por los senadores Blanca Fonseca y Fernando Silva Facetti, fue escrachada en Villarrica por patoteros que habrían respondido órdenes del presidente del partido, Efraín Alegre, según señaló el legislador.
El efrainismo sigue con su postura de atacar a quienes piensan diferente, especialmente a sus correligionarios llanistas, y prueba de ello es el patoterismo del que fueron víctimas los dirigentes de Equipo Joven que ayer estuvieron en el Comité Antonio Taboada de la capital del Guairá.
Antes de iniciarse la reunión en el local partidario, llegó un grupo de patoteros que atacó con violencia a los dirigentes del llanismo, supuestamente en protesta por la actitud asumida por ellos a favor de la reelección vía enmienda, a pesar de que hasta la Corte Suprema de Justicia ya los liberó de culpa y pena.
Lo que quedó claro luego de este incidente es que los efrainistas se sienten dueños, no solo del comité local sino de la misma ciudad, puesto que aseguraron que Lanzoni, Silva Facetti y Fonseca no podían ir a Villarrica porque no eran bienvenidos, como si hubiera alguna orden judicial que pudiera impedir a estos dirigentes llegar hasta Guairá o a cualquier otro departamento del territorio nacional.
Silva Facetti se mostró molesto con el incidente y responsabilizó de él a Alegre, a quien criticó por su postura sectaria, que es la que impide que hasta el momento haya alguna posibilidad de que –a través del diálogo entre todos los sectores- el PLRA pudiera llegar unido al 2018, lo que hace que las chances de tener un rol protagónico en las elecciones parecen cada vez más lejanas.
No es la primera vez que el efranismo protagoniza hechos de violencia, no solo a través de los escraches a quienes se mostraron afines a la enmienda, sino en el mismo ataque al Congreso el 31 de marzo pasado, cuando un grupo de operadores políticos prendieron fuego al edificio del Senado.
Lanzoni y los senadores tuvieron que ser protegidos por efectivos policiales para dejar la ciudad mientras eran perseguidos por los patoteros que terminaron tirándoles huevos.
