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ASUNCIÓN.- Como sucedió antes en Colombia y luego en localidades de México, en nuestro país también existen sectores que sin rubor alguno respaldan a un político imputado por tráfico de drogas, el diputado “con permiso” Ulises Quintana, recluido en Viñas Cué desde el mes de septiembre. Es el caso del oficialismo colorado y hasta de sectores de la prensa, que llegan al extremo ridículo de calificarlo como un “preso político”.
Una de las noticias más leídas de esta semana fue la que da cuenta de la presión abierta que el vicepresidente Hugo Velázquez, el presidente del Senado Silvio Ovelar y la líder de la bancada añetete de Diputados Jazmín Narváez, ejercieron sobre la Fiscalía y la Justicia para que se cambie la carátula del expediente del diputado Ulises Quintana, en prisión preventiva por ser sospechoso de estar metido en tráfico de drogas. Narváez llegó al colmo de convocar a seccionaleros de Alto Paraná para manifestarse frente al Palacio de Justicia, intentando de todas las formas posibles que el juez Humberto Otazú le conceda medidas sustitutivas a la prisión.
Lo más grave de todo esto es que Quintana no está preso por haber robado una gallina o, siquiera, defraudado al Estado, sino por ser sospechoso de uno de los delitos más deleznables que se conocen, el tráfico de drogas. Y tanto oficialistas como medios de comunicación pretenden mostrarle como un “preso político”.
Y, más grave aún, desataron una campaña implacable para presionar a la Justicia a favor de su liberación, en una muestra de injerencia que no se veía hace rato. Que esto provenga del movimiento que está en el poder de la República asusta ya que es algo que suele verse en países como Colombia y México, en donde el narcotráfico se impuso de manera abierta y descarada.
Si a todo esto sumamos el hecho de que el abogado del supuesto narco Reinaldo Cabaña, alias Cucho, había indicado que su cliente dio dinero a la campaña del presidente de la República, para las elecciones pasadas, todo se vuelve mucho más preocupante, porque el sentido común indica que ante este tipo de sospecha sobre el financiamiento político de la candidatura de Abdo Benítez, lo que tendrían que hacer, tanto él como su entorno, es desmarcarse de Quintana, quien justamente está imputado por ser cómplice de Cucho en el tráfico de drogas, aunque es el hecho punible del enriquecimiento ilícito lo que hizo que la Fiscalía decida su prisión preventiva.
Marito debe dar instrucciones a la cúpula de añetete y a los medios “amigos” para que dejen de mostrarse tan involucrados con la situación de Quintana, quien dista mucho de ser un perseguido político, algo totalmente incoherente ya que pertenece al movimiento que está en el poder de la República.
