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ASUNCIÓN.- A mediados de junio del 2016 la situación estaba bastante complicada para el grupete de senadores disidentes y opositores, que se vieron de pronto ante la posibilidad de perder la mayoría en la Cámara de Senadores, en donde, durante todo un año, habían hecho lo que se les antojaba bajo la batuta de Mario Abdo Benítez.
Pero parecía que el oficialismo colorado estaba a punto de recuperar el poder, más que nada porque varios disidentes decidieron volver a su movimiento original, Honor Colorado, y eso, sumado al apoyo de los llanistas liberales y los oviedistas, podía revertir la cuestión. Para colmo, se decía que un efrainista, Robert Acevedo, estaba medio dubitativo y con ganas de cambiar de carpa.
Y por no perder un voto, decidieron ofrecer la Presidencia del Senado a Acevedo, un personaje oscuro, con serias sospechas de tener vínculos con el narcotráfico, y que durante casi 3 años había pasado desapercibido en el Congreso, porque lo suyo nunca fue legislar ni dedicar su atención a las necesidades ciudadanas.
Por eso fue que este personaje fue “ungido” como presidente del Legislativo. Marito y sus secuaces le ofrecieron el cargo porque de lo contrario hubieran perdido la mayoría y ese era un trago que no estaban dispuestos a pasar.
