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ASUNCIÓN.- Un minúsculo grupo de ciudadanos montó desde el lunes último un campamento en las plazas del Congreso, donde esperará la realización de la sesión, prevista para las 10.00 de hoy, oportunidad en que se tratará la renuncia del presidente Horacio Cartes. Sin embargo, antes de convertirse en una protesta ciudadana, la movilización refleja una resistencia a la democracia, ya que no existen argumentos legales para trabar la dimisión y mucho menos, para impedir que Cartes jure como senador. La “protesta” se vio reflejada por un gran “vacío ciudadano”. Hasta anoche, “La carpa de la resistencia” tenía entre cuatro a cinco adherentes.
El hecho busca desnaturalizar el paso legal al que recurrió el jefe de Estado, teniendo en cuenta que no tiene impedimentos constitucionales, por lo que a la fuerza, este pequeño grupo de personas que se instaló en la “la carpa”, pretende “vender” una situación que no se compadece con la realidad, por lo que no tiene otra intención más que incitar a la población a que salga a las calles, lo que peligrosamente atentaría contra todo Estado de derecho.
En tanto, los dirigentes de esta absurda movilización, antes que apaciguar los ánimos, están buscando alterar el orden jurídico, al estimular a la ciudadanía a que se sumen a la protesta, violando de esta manera, disposiciones expresas de la carta magna, que condena la violencia entre paraguayos. Aunque pasan desapercibidos por la baja convocatoria.
La carpa, que más bien es antidemocrática, no refleja seriedad en el tratamiento de la renuncia de Cartes, sino más bien, lo lleva al camino de la intolerancia y la falta de respeto a las instituciones por parte de los integrantes de la misma. La cúpula liberal, encabezada por Efraín Alegre, había adelantado que no acompañaría la renuncia e instó a “resistir” este hecho, lo que se convertiría en una abierta violación a las normas vigentes de la República.
