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Que viajen, pero con su plata y no con la nuestra

ASUNCIÓN.- Ni siquiera son la mayoría, pero esos pocos diputados que despilfarran plata de las arcas del Estado en viajes solventados por nosotros a capitales europeas y ciudades del Caribe, ensucian de tal manera la imagen de la cámara que lo único que puede sentir la ciudadanía es rabia y repulsión hacia quienes debían ser sus representantes y cuidar sus intereses.

Los diputados ganan unos 33 millones de guaraníes mensuales, a los que hay que sumar los cupos de combustible, gastos de representación y otras linduras, lo que hace que ronden casi los 40 millones. Si ante esto comparamos los 2 millones de guaraníes del salario mínimo legal, las diferencias son tan grandes que uno se explica la bronca que gran parte de la ciudadanía tiene hacia sus legisladores.

Para colmo, si Juan Pueblo, que apenas gana ese salario mínimo, tiene que viajar a Canindeyú o Ciudad del Este, él debe pagar su pasaje y sus gastos, sin la ayuda de nadie. Pero los “representantes del pueblo” viajan por todo el mundo a costa nuestra, porque no gastan un centavo de su sueldo varias veces millonario, sino que usan plata del Estado para pegarse la gran vida.

Como, en realidad, no es que tengan demasiada actividad laboral –muchos ni siquiera asisten a la sesión semanal ordinaria- nadie puede criticarles por aprovechar el tiempo –ya que viven de nosotros- viajando a donde les dé la regalada gana. Pero por favor, lo mínimo que podríamos esperar es que se solventen ellos sus gastos de viaje, incluidos los pasajes y el viático.

Entre ambas cámaras, la de Diputados es la que –históricamente- despilfarra más plata en viajes al exterior de sus integrantes. Las famosas misiones parlamentarias, que tienen motivaciones tan baladíes y ridículas son casi una tradición en la Cámara Baja, en donde pareciera habría una suerte de competencia entre algunos que pretenden ser los que más viajan con la excusa de ser invitados por organismos que no tienen nada que ver con la labor que ellos debieran realizar, y para la cual fueron electos.

Lo gracioso es que algunos legisladores, como Cynthia Tarragó o Blanca de Vargas, son las que más viajan, supuestamente representando a la cámara, a pesar de que aquí su intervención en las sesiones plenarias o de comisiones es prácticamente inexistente. Estas 2 diputadas bien podrían no participar nunca del trabajo legislativo, ya que su presencia no altera ni influencia nada, a pesar de lo cual viajan con frecuencia como “representantes” de la cámara en el exterior.

Esta es apenas una prueba de que hay legisladores que piensan aprovechar su tiempo en una de las cámaras del Congreso para disfrutar de beneficios que jamás hubieran tenido sin acceder a una banca

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