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ASUNCIÓN. Mientras el vicepresidente Hugo Velázquez se lanzaba entusiasta a su prematura campaña para el 2023, utilizando recursos del Estado y helicópteros de la Fuerza Aérea para recorrer el país, el presidente Mario Abdo Benítez parecía mantenerse a una prudente distancia, como si no viera nada de lo que estaba haciendo su copiloto, lo cual, incluso, favorecía a este ya que en los reclamos que sectores políticos y ciudadanos hacen al gobierno su nombre sonaba cada vez menos, como si se hubiera convertido en un ente separado del Palacio de Gobierno.
Esto terminó abruptamente el viernes, cuando en un encuentro privado, Abdo dijo que estaba convencido de que en el 2023 entregaría el bastón de mando a Velázquez, de quien predijo que sería el próximo presidente. Aseguró que sería la primera vez en la historia democrática del Paraguay que un presidente entrega el mando a su vicepresidente.
La reacción de algunos analistas políticos no se hizo esperar y afirman que este apoyo público de Marito a Velázquez, más que beneficiarle podría perjudicarle profundamente, ya que en el último tiempo, y posiblemente gracias a algún plan bien urdido entre ambos y sus asesores, habían logrado que la gente dejara de centrar sus ataques en el vice, concentrándose en el presidente y su gabinete.
Entre los colorados, la figura de Velázquez es apoyada por algunos pero muy resistida por otros, incluso de Colorado Añetete que ven al aspirante a la Presidencia de la República como alguien artero y manipulador, quien se encuentra detrás de varias de las crisis recientes que sufrió la ciudadanía paraguaya.
En Honor Colorado, la resistencia a su figura es más que obvia, pero queda resumida en la frase que el apoderado de la ANR, Eduardo González, escribió en su Twitter al publicarse la noticia de que Abdo afirmaba que Velázquez sería su sucesor: “Dios nos guarde!”.
Al anunciar su apoyo a Velázquez, el presidente le alentó a no temer a la estructura, lo que parece absurdo ya que justamente son ellos quienes forman parte y manejan la estructura.
En el acto del viernes, el jefe de Estado dijo que “este es el primer presidente que va a entregar la banda presidencial al vicepresidente. No depende de mí, depende que conquistes la confianza de los dirigentes, y depende de que le tocamos el corazón al pueblo”.
