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Se fue Amelio Andino. El hombre más criticado del fútbol paraguayo de 2018. Culpable, a decir de muchos, de la baja calidad del arbitraje en este país, aunque esta no sea la verdad absoluta. Andino es una víctima de los tiempos que vivimos, donde todo se duda, todo se sospecha y todos somos culpables. Aunque no haya pruebas. Pero esta victimización del director del Departamento de Árbitros no es nueva. Es tan vieja como el fútbol…
ASUNCIÓN (Por Jose Maria Troche).- No juegan. Pero son responsables de que el juego sea justo. Por tanto elegirlos significa depositar su confianza en ese extraño al juego, que tiene la potestad de juzgar sumariamente cuanto acontece en el campo. Es el juez más rápido de la humanidad. Durante años, solitario. Ahora acompañado por media docena de asistentes, su función sigue siendo tan criticada como en los tiempos de la Copa Chevallier Boutell, hace casi 100 años.
EL SISTEMA
No hay sistema en el mundo que garantice la justicia y la equidad de un arbitraje. Ya se recorrieron todos los métodos posibles. Veamos: en la antigüedad, cada club designaba “sus árbitros” y estos a la vez designados para cada parido del torneo de primera división de la Liga Paraguaya de Fútbol. Ejemplo: jugaban Nacional-Presidente Hayes y la designación decía “Arbitro: Guaraní” y era Guaraní el que designaba el árbitro de ese encuentro.
Luego se paso a la designación directa del árbitro de cada partido, en la Junta de Directores, después se creó el Departamento de árbitros, y estos designaban: un línea directo y dejaban un binomio a ser sorteado en el vestuario minutos antes del partido.
Despues se designó una terna de entre quienes se sorteaban las funciones, en los vestuarios; Vino después la designación directa, y últimamente el rarísimo procedimiento de elegir un grupo, meterlos en un bolillero y sacar los conductores de cada partido. Una locura que trajo aquí el argentino Elizondo que terminó abandonando el barco ante las cada vez más abundantes críticas.
LOS HOMBRES
El problema no es el sistema. Todos los sistemas, como las tácticas, son buenos. Los que fallan son los hombres. Hasta los mejores. Un recordado árbitro es Juan Francisco Escobar. Sin embargo pocos recuerdan que en un partido entre Cerro y Libertad, anuló y concedió tres veces un gol que al final fue para Cerro Porteño. Es decir: si un jugador manda un penal a las nubes, ¿él árbitro no tiene derecho a equivocarse?
Y si vamos al fondo, veremos que tiempo atrás y los remontamos a la segunda mitad del siglo pasado, había verdaderos maestros que formaban a los árbitros. Hoy no estoy muy seguro que existan formadores como aquellos. De modo que para resolver el problema arbitral no basta que haya renunciado Andino. Cualquiera que venga deberá estar dispuesto a ponerse una soga al cuello domingo a domingo, y esperar el juicio de los “profetas del día siguiente”.
El Penal De Martin Flor
Tiempos hubo, allá por la década del 30, en que los errores arbitrales eran reclamados en la Junta de Directores de la APF y si este lo consideraba procedente, se concedía o se anulaba un gol, se modificaba un resultado y “hasta se decidía que se debía chutar un penal no cobrado”. Aunque usted no lo crea.
Eso ocurrió cuando en un partido entre Cerro Porteño y River Plate en 1938. El árbitro, señor Bettini dejo de cobrar un penal para Cerro y se desató un escándalo que obligo a suspender el encuentro. El caso fue a la Junta y esta decidió que debía chutarse el penal y jugar los 4 minutos faltantes.
Se fijo la fecha para casi un mes después. El goleador de Cerro Porteño, infalible penalero, Martín Flor, entrenó todos los días si fallar una sola vez. Pero el día de la reanudación del partido, ante la tremenda expectativa de la hinchada cerrista que con ese gol daría alcance al puntero Olimpia. Martin Flor tomó carrera, descolocó al arquero… y tiró afuera.
