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No hay pruebas de que Juan Ernesto Villamayor, abogado de Colorado Añetete, haya sido un perseguido político en la época de la dictadura. Antes bien, lo que se encuentra hurgando apenas en los archivos es una foto en la que se encuentra lo más granado de los jóvenes obsecuentes de la época, que se dedican a la “labor” del pyraguereato, en donde “Juancho” posa muy orondo y pomposo, con anteojos de sol que no logran esconderlo.
ASUNCIÓN.- En esta época de comunicaciones cibernéticas e información de todo tipo a disposición de quien sepa buscarla, hay que tener cuidado con lo que uno dice, porque cualquiera puede demostrar que miente. Por eso se suele decir que nadie resiste un archivo, y es exactamente lo que le pasa a Villamayor, el impoluto abogado de Marito, que hace mucho más que representarlo jurídicamente, puesto que asume posturas políticas tanto o más contundentes que las de su cliente, pretendiendo ensuciar a la otra parte de manera abierta y alevosa.
Por supuesto, el blanco favorito de Juancho y su patrón es el presidente Horacio Cartes, a quien consideran culpable de todos sus males. Lo último del exdiputado, devenido en abogado defensor, es comparar su pasado con el del jefe de Estado, diciendo que mientras éste era procesado por evasión de divisas, él era perseguido y torturado por la policía stronista.
En realidad, lo que se recuerda de Villamayor es que después del golpe de Estado apareció en la arena política con el apoyo de algunos sectores de la ANR, y así logró ser diputado nacional en el primer Parlamento que surgió después de la caída de Stroessner.
De antes del golpe, se tienen pocos datos, salvo una foto contundente y reveladora, en donde “Juancho” posa sin vergüenza y casi con presunción, con la crema y nata del stronismo de la época, en una prueba inequívoca de que su objetivo en ese entonces era “trepar” con los manguruyuses de la época. Se presume que varios de los que posaron con él eran los conocidos como “pyragües” o informantes del régimen.
Es cierto que alguien puede arrepentirse y cambiar de vida, y en una de esas, “Juancho” vio la luz y se convirtió en opositor al régimen, pero nadie más que él lo sabe puesto que, oficialmente, durante la dictadura formó parte de la “tierna podredumbre”, de la que tanto le gustaba hablar al diario ABC, de Aldo Zuccolillo, hoy compinche de su patrón.
