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La Mesa Tributaria eleva el tope del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), marcando un contrasentido. Lejos de cumplir los pronósticos del fisco, el de aumentar los ingresos, el riesgo será incentivar los niveles del contrabando, más desempleo y, en consecuencia, una caída en las recaudaciones. Como prueba del escenario mencionado, el Banco Central del Paraguay (BCP) aportó cifras inobjetables. Redujo las expectativas de crecimiento del Producto Interno Bruto de 4 a 3,2%, lo que en términos monetarios significa 350 millones de dólares menos.
ASUNCIÓN. – Hacienda tiene en sus manos el proyecto; el mismo jefe de la política económica del gobierno, Benigno López, adelantó: “vamos a trabajar todo el fin de semana para pulir el proyecto y lo expondremos a la consideración del presidente Mario Abdo Benítez y es probable que se lo remita el martes al Congreso”.
Este lapso da oportunidad a los técnicos de Hacienda a evitar un error que se arriesga bajo la premisa de aumentar las recaudaciones con un criterio de salud.
Los aumentos de los topes de 11 productos configurados dentro del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), “marca un auténtico contrasentido, pues lejos de generar mayores ingresos al fisco, como sostienen sus promotores, va a generar aún más contrabando, más desempleo y, en consecuencia, una caída en las recaudaciones”, según el gremio de empresas privadas.
Peor aún, esta reforma impositiva tal como está ordenada se convertirá en un disparador del gasto público.
El proyecto de Hacienda contempla incrementos de tasas que van desde el 40% hasta casi el 200% para 11 productos, como tabaco, bebidas alcohólicas, gaseosas y celulares, etc. Dichos topes tal vez podrían establecerse en el marco de una economía en expansión o al menos estable, en cuyos casos, el debate se restringirá a precisar los montos en cada rubro, pero de ningún modo en plena desaceleración, ni de la grave crisis que golpea a la Argentina y el Brasil.
La caída de las monedas real y peso argentino se convierten en enemigos directos de esta pretensión oficial. Ambos signos monetarios plantean una fuerte competencia desleal y la primera víctima será el comercio, en principio el de frontera.
Como prueba del escenario mencionado, el Banco Central del Paraguay (BCP) aportó cifras inobjetables. Redujo las expectativas de crecimiento del Producto Interno Bruto de 4 a 3,2%, lo que en términos monetarios significa 350 millones de dólares menos.
Ciudad de Este informó una caída del 50% de la actividad comercial; en tanto Salto Guairá cayó el 25%, y ante el reclamo de apoyo de los comerciantes de estas ciudades al gobierno, Hacienda responde con aumentos impositivos.
Cualquiera entiende que el Estado precisa recursos para financiar sus gastos corrientes y, sobre todo, la inversión pública, pero tal como están las cosas, tocar dicho tributo hacia arriba es como pegarse un tiro al pie, al provocar el efecto contrario al que se desea. Hacienda aún tiene tiempo para disipar estos peligros.
Quizás si este plan impositivo fuera parte de uno más grande, integral, que esté conformado por una verdadera fuerza anticontrabando que arroje resultados reales, entonces tendría sentido; pero eso no es así.
Desde el inicio de los debates, en febrero pasado, los empresarios manifestaron esta situación que atraviesan a causa del contrabando que sobrepasa la fuerza represiva que pretendió implementar el equipo multilateral, que dirige el exfiscal Emilio Fúster. Los resultados no fueron los esperados.
