RIO DE JANEIRO – A meses de la cita deportiva más grande de su historia, Brasil se encuentra en el medio de una gran crisis política y económica.
Faltan 85 días para que los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016 se encuentren en marcha y el país anfitrión se encuentra en el medio de una tumultuosa situación a nivel de político, social y económico.
Al decrecimiento económico, aumento de inflación y desempleo que sufre el gigante sudamericano, se incluye también el juicio político al que será sometida, Dilma Rousseff, presidenta separada de sus funciones a partir de hoy, reemplazada por su vicepresidente, Michel Temer.
El analista José Mathias Pereira, de la Universidad de Brasilia (UNB), dijo a EFE que Temer puede utilizar los Juegos Olímpicos para “vender la imagen de que Brasil está volviendo a sus ejes”.
“El Gobierno va a hacer que la fiesta olímpica transcurra en clima de normalidad, porque eso ya está comprometido. Temer sabrá conducir eso y crear las condiciones necesarias”, comentó.
El próximo 5 de agosto, Temer será el anfitrión de cerca de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno durante la ceremonia de inauguración en el estadio Maracaná. En esa ceremonia podrían ausentarse los presidentes de países “bolivarianos”, que están alineados ideológicamente con Dilma Rousseff.