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BRASILIA, D.F. El nuevo brote de coronavirus de Brasil aumentó a niveles cataclísmicos el martes por la tarde cuando el país registraba 1.179 muertes por COVID-19 en un solo día, un récord para una nación que ahora tiene más de 312.074 casos confirmados en general y 20.112 muertes.
Brasil superó a Italia y España en la lista de países con la mayor cantidad de casos de coronavirus el pasado fin de semana, luego superó al Reino Unido el lunes por la tarde. Solo Rusia y los Estados Unidos tienen más, aunque los investigadores han dicho que la falta de pruebas significa que el conteo de Brasil probablemente sea mucho más alto de lo que sugieren las cifras oficiales.
Los líderes de países vecinos como Argentina y Paraguay se han preocupado abiertamente sobre cómo la negativa de Bolsonaro a responder a la crisis afectará a sus países, donde las medidas agresivas tienen brotes limitados.
Hay muchos factores que determinan qué tan grave es el brote de un país, pero una característica común inconfundible entre los tres países (Estados Unidos, Rusia y Brasil) en la cima es que sus líderes de extrema derecha han minimizado la gravedad de la crisis y han adoptado teorías de conspiración extravagantes, asegurando así que los brotes sean peores de lo que deberían haber sido.
En Brasil, la laxa respuesta del presidente Jair Bolsonaro al coronavirus hizo que la aparición de su país como el nuevo punto caliente del coronavirus sea trágicamente inevitable.
“Todos los que han estado observando Brasil, que han visto aumentar los números día tras día, semana tras semana, sabían que se dirigía en esta dirección”, dijo Anya Prusa, asociada senior del Instituto Brasil del Centro Woodrow Wilson en Washington. “No es una sorpresa, pero es una verdadera tragedia humanitaria”.
Es probable que el desastre solo empeore en las próximas semanas a medida que Bolsonaro continúe minimizando la pandemia. Los sistemas estatales de salud pública de Brasil están llegando a sus puntos de ruptura. Los brotes en algunas de las comunidades más pobres de Brasil se han enfrentado a agresivas y letales represiones policiales en lugar de una respuesta sólida de salud pública.
Y a medida que Brasil llega a la cima de su pandemia, no tiene un ministro de salud: el oncólogo que anteriormente ocupó el cargo renunció el viernes pasado, solo 28 días después de su mandato, después de negarse a respaldar los esfuerzos de Bolsonaro para expandir el uso de hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria que no está demostrado que funcione contra el coronavirus, para tratar a pacientes infectados.
Fuente: HuffPost
