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El penal de Tacumbú está tomado por el Clan Rotela, a consecuencia del anuncio del ministro de Justicia, Ángel Barchini, de la intención de que el Gobierno retome el control de las penitenciarías de todo el país, en poder de los malhechores.
El líder del clan, Armando Javier Rotela, tiene miles de “soldados” dentro y fuera de las penitenciarías, a los que utiliza para la distribución de drogas y armas.
Una acusación fiscal contra Roleta revela que éste utiliza a sus miembros como red de distribución de las sustancias ilícitas y como red de proveedores de armas de fuego para la función de sicariato y extorsiones.
La estructura cuenta con miles de miembros dentro y fuera de las cárceles del país, en donde dirige las entregas a los miembros de la estructura criminal o, en ocasiones, según necesidad, bajo la modalidad de delivery.
Desde enero del 2021 coordinó y dirigió la distribución y comercialización de los estupefacientes, mediante el manejo del dinero obtenido de estas actividades ilícitas.
La fiscal Mercedes Vera obtuvo la condena de 8 años de pena privativa de libertad para Armando Javier Rotela, por los hechos punibles de Infracción a la Ley 134/88 – Tenencia y Tráfico de Estupefacientes y Drogas Peligrosas, la Ley 4036/10 de Armas de Fuego, sus piezas y componentes, Municiones, Explosivos, Accesorios y Afines y Detención y Producción de Riesgos Comunes.
El 17 de noviembre del 2016, en la compañía Potrero Avendaño de la ciudad de Piray, se llevó adelante un procedimiento de allanamiento fiscal-policial, donde se encontró una camioneta en la que iban varias personas, quienes, al percatarse del control intentaron huir a pie. El vehículo estaba al mando de Armando Javier Rotela Ayala.
En la ocasión se incautó en poder del ahora condenado una pistola calibre 9 mm con numeración totalmente borrada, así como dos envoltorios que contenían marihuana.
Rotela Ayala es conocido como el zar del microtráfico por poseer antecedentes ligados al tráfico de sustancias estupefacientes. De hecho, ya contaba con una condena por posesión y tráfico de drogas, tras haber sido detenido en el 2011. Posteriormente, en el 2012 se había fugado de la penitenciaría en compañía de otras ocho personas, pero fue recapturado en el año 2016 en la ciudad de Itapúa.
