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A 40 años de cárcel fue condenada una pareja acusada de haber asesinado a un locutor de radio en el año 2014. La Fiscalía reveló varios mensajes de textos que intercambiaban los hoy condenados luego del crimen, asegurando que no habían encontrado algo más placentero que verle a la víctima bañada en su propia sangre. Mesalina Fernández, presidenta del tribunal que dictó el fallo condenatorio, dijo que es el primer caso de homicidio por placer que se dio nuestro país.
ASUNCIÓN.- El fallecido es Agustín Bogado, quien murió a golpes en la madrugada del 9 de febrero, en el interior de su propia vivienda del barrio San Cristóbal, de Asunción. La autores materiales fueron Gisselle Eliana Millen Otto e Isaías Ramón Torres, este último de nacionalidad argentina.
La jueza que presidió el tribunal colegiado explicó que la pena máxima obedece a que sus conductas dejaron al descubierto que ambos son peligrosos para sí mismos, para los que los rodean y para la sociedad. “La medida de seguridad, sobre todo, fue sumada a la condena porque prácticamente está descartado que puedan rehabilitarse durante sus años de encierro”, refirió la magistrada Mesalina Fernández.
Refieren los datos, que el radialista en su momento fue seducido por Gisselle y rápidamente la invitó a su casa donde acabaron con su vida. Según datos hasta la residencia mencionada llegó la dama acompañada de su novio Isaías Ramón, quien en todo momento permanecía oculto.
La víctima y Eliana se besaron, momento aprovechado por su cómplice para aplicarle golpizas en la cabeza hasta provocarle una fractura de cráneo. En ese sentido, la jueza Fernández añadió que en todo momento se repartieron las tareas que ejecutaron con suma frialdad. “Es la primera vez que nos toca personas con tal grado de perversidad”, insistió la jueza.
Siguió contando que tras asesinar a Agustín, la pareja fueron a mantener relaciones sexuales en un motel, como parte de la “celebración” por el crimen materializado. Las pruebas producidas durante el juicio, revelaron que los acusados fueron preparados para cometer el asesinato.
“Existe una conexión subjetiva entre ambos. El placer que le generó a ambos el crimen quedó evidenciado en los mensajes de texto que intercambiaron”, manifestó la presidente del tribunal de sentencia.
En esos textos el hombre y la mujer hablaban sobre los detalles del homicidio y el placer que sintieron al momento de ejecutar el macabro hecho, sosteniendo que volverían a hacer si fuese necesario, pues disfrutaron hasta del último pataleo que dio Agustín antes dejar de existir, refirieron.
