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El nuevo Congreso de Brasil entró en funciones con unos 30 partidos, iniciando una legislatura durante la cual el presidente Jair Bolsonaro, espera aprobar su agenda social conservadora y su programa económico ultraliberal. No obstante, la familia del mandatario está salpicada por un caso de corrupción, que involucra principalmente a su hijo Flávio, que está siendo investigado por la fiscalía de Río de Janeiro.
BRASILIA.- El último viernes tomaron posesión los 513 diputados y 54 de los 81 senadores elegidos en octubre, antes del inicio de las sesiones en las que ambas cámaras designarán a sus presidentes, claves en la definición de la pauta legislativa.
Del total de diputados electos, 243 ejercerán su primer mandato. En el Senado, los ocupantes de 46 de los 54 escaños que estuvieron en juego (dos tercios del total) también serán debutantes, según datos oficiales.
“La manera en que el gobierno de Bolsonaro lidie con el Congreso será determinante para su éxito o su eventual fracaso. Casi todo lo que tiene planeado el gobierno depende de la aprobación del Legislativo”, dijo Sylvio Costa, fundador de Congresso em Foco, un sitio especializado en el parlamento.
LA DELICADA REFORMA DE LAS JUBILACIONES
El gobierno podría avanzar sin mayores obstáculos con sus planes de flexibilizar las leyes que restringen el porte de armas y reducen la edad de imputabilidad penal.
Pero el mandatario y su ministro de Economía, Paulo Guedes, se jugarán gran parte de su credibilidad en la reforma de las jubilaciones, considerada por los inversores como una pieza esencial para equilibrar las cuentas públicas pero resistidas por amplios sectores políticos y sociales.
BANCADAS TRANSPARTIDARIAS
Las dos mayores fuerzas de la Cámara, con 55 diputados cada una, son el Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro, que solo tenía seis escaños en la pasada legislatura, y el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda, que perdió seis curules), del expresidente Lula da Silva, quien desde abril purga una pena de 12 años de cárcel por corrupción. Con 30 partidos, se trata del Legislativo más fragmentado desde el fin de la dictadura militar (1964-1985).
Para asegurar la gobernabilidad, Jair apuesta por las bancadas transpartidarias del agronegocio, de la seguridad y de las iglesias pentecostales, que le dieron un apoyo determinante en su elección.
UN HIJO EN PROBLEMAS
Los legisladores pueden sin embargo elevar el precio de su apoyo si se complica la situación del senador Flávio, hijo mayor del mandatario, por los movimientos financieros atípicos detectados por el organismo antilavado en sus cuentas y en las de uno de sus exasesores, Fabrício Queiroz.
Un juez del Supremo Tribunal Federal (STF) determinó que el caso sea ventilado en primera instancia y no bajo secreto de sumario en la corte suprema, como había pedido el primogénito del presidente.
