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ASUNCIÓN.- El juicio político a Sindulfo Blanco, el primero de los 3 ministros de la Corte acusados por Diputados, continúa hoy con la presentación de la defensa. Mañana es el día de la sentencia, pero no se pudieron conseguir los 3 votos que faltan para lograr su condena y separación del cargo. La tendencia es que tanto él como Óscar Bajac y César Garay quedarán impunes.
Desde que el presidente del Senado, Mario Abdo Benítez, decidió presionar al plenario para iniciar el proceso de juzgamiento de los ministros que más de un año atrás fueron acusados por la Cámara de Diputados dijimos que todo el proceso no era más que un circo que lograría que los 3 quedaran impunes y continuaran ocupando un sitio que claramente no les correspondía en la Corte Suprema de Justicia.
Para colmo, la mesa directiva del Senado se prestó al juego de la disidencia colorada, que había condicionado su apoyo al juicio político siempre y cuando se los juzgue por separado. Y así se hizo, saliendo sorteado primero Blanco, luego será Bajac y finalmente Garay. Pero, a pesar de salirse con la suya, la disidencia sigue empecinada en no votar por la condena de los ministros, lo que da la pauta de que lo único que pretendió el sector fue poner largas al asunto.
Aunque hay insistentes rumores de que todo esto no sería más que una jugada de Abdo Benítez y que los 3 votos faltantes –y más- aparecerían mágicamente mañana, a la hora de que, como tribunal, el Senado deba dictar sentencia, convirtiendo al presidente de la cámara en un héroe, lo cierto es que cada vez parece más seguro que no se conseguirán los 30 votos necesarios para condenar a Blanco y separarlo del cargo.
El motivo por el cual hay 18 senadores que se oponen a condenar a Blanco, oficialmente, es que rechazan la idea porque fue un pacto entre el presidente Horacio Cartes y el liberal Blas Llano. Pero se sabe que varios legisladores tienen cuentas pendientes con la Justicia por malversación o lesión de confianza y sus casos están en manos de algunos de los ministros de la Corte, por lo que no quieren predisponerlos en su contra.
Así que todo este circo no sería más que una toma y daca entre legisladores sospechosos de haber cometido delitos y los ministros que deben juzgarlos. El interés ciudadano y la necesidad de contar con una Justicia creíble y honesta, no interesa a nadie.
