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CIUDAD DEL VATICANO. Mientras sus tropas se infiltran en la capital Kabul por los cuatro costados y el comando talibán busca la solución negociada de un gobierno de transición sabiendo que ya ha ganado la guerra, el Papa lanzó desde Roma una propuesta para que “las soluciones puedan ser encontradas en la mesa del diálogo”.
“Solo así la martirizada población de ese país –hombres, mujeres, ancianos y niños—podrá volver a sus casas, vivir en paz y seguridad en el pleno respeto específico”, añadió el pontífice argentino, tras rezar desde el Palacio Apostólico vaticano el tradicional “Angelus” dominical.
Nada puede detener la ocupación de Kabul que pondría un final a la avanzada de los talibán, que en solo diez días han tomado la mayoría de las 34 capitales provinciales casi sin combatir, salvo la decisión de los comandantes del Estado Islámico de evitar un choque final sangriento.
Un portavoz dijo que los “muyahidines”, combatientes, deben obedecer y evitar los combates en Kabul, detener su avance final y permitir que “todos los que se quieren ir puedan retirarse” pacíficamente.
Este domingo la suerte parece definitivamente echada en Kabul, que está a merced de los talibanes, con el impresionante ejército que se formó bajo la protección norteamericana, cuyos soldados escapan casi sin combatir.
Los helicópteros aterrizan cerca de la embajada norteamericana en la capital, donde han sido quemados todos los documentos “sensibles” y hasta las banderas de Estados Unidos, “para evitar que caigan en manos del enemigo”. Este es el único humo que todavía se eleva fuera de las ventanas.
