WASHINGTON.- Una de las claves está en la amígdala, un pequeño, pero determinante centro neurálgico de nuestro cerebro, según una investigación. La amígdala es un conjunto de núcleos neuronales involucrado en el manejo de las emociones, y es clave para iniciar el proceso que puede convertir el estrés en un importante problema a nivel cardiovascular.
En concreto, los autores de la investigación, que pertenecen a la Universidad de Harvard y estuvieron dirigidos por el cardiólogo Ahmed Tawakol, comprobaron que los sujetos que presentaban mayor actividad amigdalar tenían también un mayor riesgo de padecer antes un problema cardio o cerebrovascular. Al mismo tiempo, esa activación se asociaba, a su vez, con un aumento de la actividad de la médula ósea y con signos claros de inflamación de las arterias.
Aunque admiten que las conclusiones necesitan aún una plena confirmación, los autores del estudio confían en que este descubrimiento abra nuevas vías para una investigación orientada a encontrar nuevas formas de reducir los riesgos cardiovasculares. En este sentido, consideran necesario dar al estrés crónico la importancia que realmente tiene como factor importante de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, al menos al mismo nivel que la hipertensión o el tabaquismo.