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El médico forense del Ministerio Público, Pablo Lemir, cuestionó que el personal de blanco que atendió a la adolescente Romina Peralta, baleada por su hermano, no se hayan percatado de la herida que tenía la víctima en el pecho.
Recordó que inicialmente se dijo que murió a consecuencia de la explosión de un vapeador y en cuyo certificado de defunción se omitió que falleció a consecuencia de una herida de arma de fuego, situación que se pudo comprobar con una necropsia.
La misma fue atendida por profesionales de guardia en el Hospital Distrital de Lambaré, sin advertir que tenía lesión de arma de fuego calibre 22 en el pecho. Aseguró que los médicos “tendrían que haber visto la herida. Ahora, saber el origen (si es arma de fuego), no sé si ellos están en condiciones”, puntualizó.
Explicó que el médico forense busca determinar el origen de la herida y por eso es importante contar a mano con las prendas. “Analizando la ropa se puede determinar la distancia de un disparo”, señaló.
El cuerpo fue entregado a los familiares sin realizarse una autopsia. Al día siguiente, los restos fueron exhumados para practicarle una necropsia, debido a que la pericia del vapeador arrojó que el aparato no sufrió daños. Tras esta diligencia se constató una bala alojada en el pecho de la joven.
