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Aunque ya está confirmado que hubo un desvío de fondos de 200 millones de guaraníes en la Defensoría del Pueblo, esa plata era apenas la caja chica del que fuera amo y señor de la institución durante 13 años, 8 más de los que debía quedarse. Manuel Páez Monges hizo y deshizo en la institución con la complacencia de la clase política.
ASUNCIÓN.- Pasaron 8 años desde que terminara el mandato del primer defensor del Pueblo que tuvimos los paraguayos, quien ni siquiera tuvo un desempeño aceptable durante ese tiempo como para que pudiera ser premiado por el Parlamento con un tiempo extra.
Fueron varias las denuncias en contra de Páez Monges, especialmente de quienes fueron víctimas de la dictadura, quienes aseguraban que el defensor manejaba el dinero que el Estado debía darles como resarcimiento, a su antojo y ponía en lista, incluso, a quienes antes que víctimas, fueron victimarios de los opositores al régimen de Alfredo Stroessner.
A pesar de todo esto, y de algún que otro viaje a Europa con dinero público y funcionarias de la institución a cuestas, Páez Monges siguió usurpando el cargo que debía haber dejado en 2008, disponiendo de todo el presupuesto de la institución.
Ahora, por fin, asumió el nuevo defensor, Miguel Godoy, y se encontró con un verdadero desastre en la institución. Por de pronto, ya hizo la denuncia, ante la Fiscalía, del desvío de 200 millones de guaraníes que debían ser destinados a la construcción de viviendas en el departamento de Misiones y era dinero donado por la Itaipú Binacional para el efecto.
La denuncia de Godoy en contra de Páez Monges y de Judith Rolón, exdirectora de Verdad y Justicia, es por lesión de confianza, estafa y asociación criminal. Pero, en realidad, estos 200 millones no son nada en comparación a toda la plata de la que dispusieron el exdefensor y su séquito y Godoy se está dando cuenta de ello.
En una entrevista radial, dijo que son muchas las irregularidades encontradas y, aunque aún no tienen todos los datos para hacer la denuncia ante el Ministerio Público, habría delitos como el cobro indebido de honorarios por 1.700 millones de guaraníes, y otro más por 5 mil millones de guaraníes.
Esto, en realidad, no sorprende a nadie, salvo, quizás al propio Páez Monges, quien se habrá convencido de que era eterno en el cargo y de que mientras viviera dispondría del presupuesto de la Defensoría como si fuera suyo.
